De unos años a esta parte, hemos impulsado de manera petulante y egocéntrica, el individualismo más rancio. Ese "quererse a uno mismo", que parece tan inocente, pero empoderador; ese "más me quiero a mí", esa autoestima.
Nos hemos engrandecido con el desarrollo personal, creando
una sociedad más solitaria, más pensada en la persona y menos, en la sociedad
misma. El conjunto, no ha sido trabajado desde el mismo punto de vista que el
autoconcepto. Nuestra prioridad ha estado girando en torno a ser más felices,
más exitosos, mejores que el resto; y en este camino escabroso no nos hemos
dado cuenta del daño que esto pueda suponer para el conjunto social. Un
conjunto social cada día más aquejado y achacoso de dolencias emocionales como
el maltrato (en todas sus vertientes), la envidia, la discriminación, el
machismo y la falta de solidaridad. Un lugar donde cada día somos mejores, cada
uno en nuestro reino.
Autoestima.
Heteroestima.
Niños engandecidos, adultos infelices.
Si solo te dieras cuenta, cuán importante eres para la vida de aquellos que conoces, cuán importante podrías ser para la gente que aún no has soñado conocer. Hay algo de ti que dejas en cada persona que conoces
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3 comments
Muy interesante lo que escribe y mucho más el contenido de lo que escribe. Sus reflexiones y análisis sobre lo que se acepta como dogma nos permite tener conciencia sobre la manipulación de la infancia.
ResponderEliminarExcelente Artículo me encantó he aprendido algo más el día de hoy
ResponderEliminarSi cada ser humano se atendiera más a sí mismo, el resultado, la suma de las unidades, daría un conjunto, una sociedad, más atendida. No estoy de acuerdo con su artículo.
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