Cada vez me encuentro con más personas en lo cotidiano de los quehaceres y rutinas diarias que se piensan que soy experta en crianza. Por el hecho de ser docente, de hecho, muchos consideran que tengo un campo de conocimientos que me hacen "más eficaz". Fíjate, no sé ni cómo definirlo, no sé si es eficacia, eficiencia, capacidad, habilidad o talento. El caso es que si en un parque hago algún comentario en relación al comportamiento de algún niño, no falta alguna madre que me comente, 'bueno, este es tu campo', ''tú eres experta en esto', 'tú, de esto controlas'. Y qué decir... Me hace mucha gracia, pero lo cierto es que estoy tan perdida y tan fascinada como cualquiera.
Cuando tomas la decisión de ser madre, ciertamente tiras de conocimientos. Sabes bastante de cómo funciona la infancia, pero claro, cometes un sesgo bastante generalizado; y es el pensar que tu hijo se comportará igual que lo hace en el colegio, dentro de un colectivo social (el grupo clase), sujeto a una serie de rutinas que nada tienen que ver con las del hogar. Pero el comportamiento de un niño con sus padres no es el mismo que con un docente y la maternidad, para sintetizarla quizás injustamente, es esa bendita locura en la que aprendes y desaprendes un poquito cada día sin llegar nunca a ser experto ni alumno aventajado.
Sí, así de complejo, así de difícil y así de alucinante. Como eterna estudiante que soy, estoy encantada y no me causa ningún problema reconocer mi falta de aptitud, porque sé que esto es algo generalizado y que nadie nace siendo sabio en ninguna disciplina. Los docentes también somos padres, con capacidad de aprender y de equivocarnos.
Cuando tomas la decisión de ser madre, ciertamente tiras de conocimientos. Sabes bastante de cómo funciona la infancia, pero claro, cometes un sesgo bastante generalizado; y es el pensar que tu hijo se comportará igual que lo hace en el colegio, dentro de un colectivo social (el grupo clase), sujeto a una serie de rutinas que nada tienen que ver con las del hogar. Pero el comportamiento de un niño con sus padres no es el mismo que con un docente y la maternidad, para sintetizarla quizás injustamente, es esa bendita locura en la que aprendes y desaprendes un poquito cada día sin llegar nunca a ser experto ni alumno aventajado.
Sí, así de complejo, así de difícil y así de alucinante. Como eterna estudiante que soy, estoy encantada y no me causa ningún problema reconocer mi falta de aptitud, porque sé que esto es algo generalizado y que nadie nace siendo sabio en ninguna disciplina. Los docentes también somos padres, con capacidad de aprender y de equivocarnos.
Cada vez me encuentro con más personas en lo cotidiano de los quehaceres y rutinas diarias que se piensan que soy experta en crianza. Por el...