Llegan las vacaciones de verano y... Algo no cuadra... ¿echas de menos algo, #EduWorkaholic?
Una de las máximas en la educación de nuestros días es el
manejo de la convivencia positiva y pacífica en respuesta a toda una serie de
conflictos que si desoímos, resurgen en edades más adultas de la mano de
problemáticas mayores en clave de violencia. Nunca es negativo el conflicto,
nunca la confrontación de ideas y la libre expresión en la diferencia, pero si
no educamos en la convivencia con el otro y en la resolución de estos
conflictos, estamos hipotecando el futuro de nuestra sociedad. Por este motivo
es tan importante fomentar desde aquellos entornos sociales, como el aula, el
centro, el lugar de actividades extraescolares (llámese clase, cancha o campo);
el manejo de las herramientas que generen una convivencia pacífica.
Pero no solamente el ámbito geográfico o físico es
importante a la hora de tener en cuenta el ejercicio de la convivencia, sino
que también deberemos tener en cuenta, esencialmente, a las personas que
integra. De nada vale trabajar medidas de convivencia democrático pacíficas con
la infancia, si nosotros como adultos no sabemos emplearla. Tendremos que tener
en cuenta que para conseguir un entorno positivo ante el conflicto, es
necesario que todas las esferas de la vida escolar y extraescolar de los niños
estén implicadas. Desde el centro educativo con ellos como protagonistas, pero
también con sus madres y padres, así como con el profesorado; hasta la
actividad extraescolar con su entrenador o las entidades que conforman su
comunidad educativa y cultural.
Y una vez somos conscientes de la importancia del contexto que envuelve la necesidad de trabajar la convivencia pacífica en los entornos sociales que rodean a nuestra infancia, sólo nos queda una cosa: entrenamiento. Porque la convivencia pacífica no es, evidentemente, un modo de actuar que surge de un modo natural, no viene por condicionamiento genético. La resolución de conflictos para una mejora de la convivencia es algo que se entrena, que se debe y se tiene que trabajar día a día para lograr resultados. El entrenamiento será la pieza fundamental a la hora de comenzar a desarrollar la convivencia en el aula, en el centro o en cualquier lugar que atienda al crecimiento y desarrollo del niño.
Pero, ¿por dónde empezar?
Para no caer en el clásico ensayo - error, podemos tomar en cuenta una serie de factores comunes que nunca separados, sino de una manera interdisciplinaria, favorecen la mejora en la convivencia sana y equilibrada. En la infografía de este mes, te mostramos cinco elementos que se deben entrenar para mejorar las relaciones sociales de una comunidad educativa, cinco tipos de pensamiento que se deben de trabajar para mejorar la convivencia escolar y gestionar los conflictos, como siempre, de la mano de Piktochart.
Para no caer en el clásico ensayo - error, podemos tomar en cuenta una serie de factores comunes que nunca separados, sino de una manera interdisciplinaria, favorecen la mejora en la convivencia sana y equilibrada. En la infografía de este mes, te mostramos cinco elementos que se deben entrenar para mejorar las relaciones sociales de una comunidad educativa, cinco tipos de pensamiento que se deben de trabajar para mejorar la convivencia escolar y gestionar los conflictos, como siempre, de la mano de Piktochart.
Educación
- domingo, 2 de julio de 2017
Entrenamiento para mejorar la convivencia escolar y gestionar los conflictos.
Una de las máximas en la educación de nuestros días es el manejo de la convivencia positiva y pacífica en respuesta a toda una serie de...