Te has preguntado alguna vez cuántos libros habrán pasado por tu vida. O qué serías sin aquel libro que cayó en tus manos y que te la cambió definitivamente. Has pensado qué sería de este mundo sin libros...
Probablemente sean muchos, o no tantos, los libros que has leído, quién sabe el caso de cada uno. O quizás tú seas más de cómics y aun así tengas miles de millones de páginas leídas. O puede que seas lector de periódico, informado y actualizado en la política exterior. Es probable, quizás en tu caso, que hayas leído notas discordantes y mil melodías de partituras de todos los tiempos; o bien, que hayas leído imágenes de fotografías o fotogramas, de todo tipo de amaneceres o de animales, o de sellos, o de cromos, o de..., que más da. A lo mejor, incluso eres como yo y arrancaste a leer con los que fueron los primeros libros para frikis: Escoge tu propia aventura; y has hecho de la literatura en hipertexto una auténtica pasión.
El caso es que tú lees, de lo contrario no estarías aquí, ¿verdad? No importa el formato, ya sea papel o mediante un dispositivo electrónico, hoy puedes leer estas líneas porque alguien movió los hilos de tu interés. Y desde entonces, una verdad reveladora se te ha venido destapando: la lectura, hace que la gente sea más culta, más inteligente, mejor formada y más interesante, pero también te hace más feliz. La lectura hace que sueñes, que te entregues, que conozcas, que visites, que descubras y que vuelvas a leer. Hace que te quedes, hace que aprendas, hace que vivas a través de las letras, pero sobre todo hace el milagro. Ese milagro de las letras que es la transmisión de ideas, el conocimiento.
Por eso no sólo es importante que los niños lean, es fundamental. Negarle a un niño una lectura, es negarle ese conocimiento, es negarle la posibilidad de conocer otros mundos, a otra gente, otras perspectivas, otros finales. De verdad que creo (aunque he cometido el error, supongo que como tantos) de pensar lo contrario en su día;
que el currículum puede esperar, pero la lectura no.
Estoy totalmente convencida, de hecho, que un libro puede aportar más que un profesor; pero este libro no será un libro de texto sino ese libro que engancha a la lectura. Ese con el que dices, quiero seguir leyendo. Ese con el que conectas con una pasión irrefrenable y supina.
Pero, y mientras tanto, si tu hijo, si tu alumno, no ha llegado a ese momento crucial de amor por la lectura, allá van unos consejos (nada novedosos, ni trucos de magia docente, no te vayas a pensar) para engancharlo en esa benigna droga llamada lectura. Ocho truquillos para fomentar la lectura en los niños, que te presento en esta infografía, que como de costumbre, he realizado gracias a PIKTOCHART.
8 maneras de crear hábitos lectores en los niños. ¡Allá vamos!
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