Introducción.
La mente humana, dentro de su maravillosa complejidad, necesita darle un sentido a cada elemento de su entorno más cercano, a cada realidad que le rodea. Las personas, las situaciones, los estímulos que recibimos, se categorizan en esquemas mentales que almacenan nuestra información como en una biblioteca se guardan volúmenes y volúmenes de libros. Estos esquemas son síntesis a modo global que tienen una función retroalimentadora, pues además de servir a modo de almacenamiento de la información, también reafirman las propias creencias existentes. De este modo, vamos conformando una imagen de nuestro mundo que siempre depende de la tipología de esquemas que nosotros mismos fabricamos.
El Efecto Pigmalión, pone de manifiesto cómo los esquemas sociales nos hacen esclavos de nuestros actos, y el universo de las espectativas se nos muestra como un pilar fundamental en nuestra relación con el otro.
Palabras clave.
Efecto Pigmalión, Esquema social, expectativas, educación.
Contenido.
De entre todos los tipos de esquemas que podemos llegar a manejar para almacenar la información, los esquemas sobre las personas con las que nos relacionamos son, sin duda, aquellos más globales y abstractos. Los tipos de personas con los que nos relacionamos (el médico, el camarero, el panadero, los niños, el anciano,...), los estilos de personalidades (agradable, desagradable, educado, correcto, servicial,...), de grupos o roles sociales (mujeres, políticos, gitanos,...) son esquemas que hemos ido creando y a los que recurrimos cada vez que interactuamos con una persona. A menudo esta categorización de esquemas mentales nos lleva a modos de etiquetado prejuicioso o pensamientos inconscientes sobre estos grupos o personas, llegando a la complementariedad de los esquemas. De este modo, tendremos a pensar que una persona educada, será también bondadosa, o que una persona ordenada será también metódica y disciplinada. Por este motivo es tan sencillo caer en el mundo del prejuicio, del estereotipo, cuando los grupos que esquematizamos son aquellos del estilo de los feministas, ecologistas, o ciertos grupos sociales como los inmigrantes. De hecho, toda la teoría de roles de identidad, proviene de nuestra tendencia natural a organizar la información que nos rodea en esquemas sociales.
Los esquemas son productos, generalmente, del aprendizaje y la experiencia. A partir de nuestras relaciones sociales los conformamos ampliando nuestras categorías. Y como hablaba anteriormente de la retroalimentación, una vez formado un esquema este nos servirá como punto de partida para crear los siguientes, pero también, nos abrirá las puertas del conocimiento para añadir excepciones. A pesar de estas connotaciones negativas del etiquetado, el almacenado de la información social en esquemas es realmente beneficioso y productivo, pues ayuda a almacenar información relevante o significativa de manera automática. Esta capacidad viene dada por genética, pues nuestros ancestros necesitaron de esta categorización para sobrevivir. Conocer las intenciones de una tribu enemiga y poder calar a un desconocido supuso una ventaja muy beneficiosa para la supervivencia.
Introducción. La mente humana, dentro de su maravillosa complejidad, necesita darle un sentido a cada elemento de su entorno más cercano,...