Desde hace unos años vengo viendo en numerosos artículos tanto científicos como de opinión, la tendencia a decir a los niños que den u ofrezcan besos a los demás sólo si esta es su intención, sólo si expresamente quieren hacerlo. Se recalca desde esta perspectiva, la necesidad de evitar la indefensión o manipulación desde el afecto. Es decir, se les inculca desde bien pequeños la libertad de elección, de decidir sobre su cuerpo y sobre sus emociones. Para mí este razonamiento es más que correcto, pues defiende la idea de que los niños tienen, como todos, sentimientos y emociones educables y que desde muy pequeños se les puede adiestrar en el fortalecimiento de su personalidad ante los demás, en su autodeterminación.
Considero que los diferentes estilos en la crianza no debieran ser excluyentes, ni mucho menos cualitativos. No existe el modelo perfecto, ni la madre o el papá perfectos, ni los hijos mejor educados; sino un conjunto de opiniones y corrientes que brillarían mucho más si se respetasen las unas a las otras. Y en mi caso, considero que me he dejado llevar mucho por la naturalidad y la espontaneidad de la maternidad, más que por mi criterio pedagógico. Y en relación a los besos y abrazos, me he sorprendido a mí misma pidiendo a mi hijo que ofrezca y de besos y abrazos sin distinción, y con especial hincapié a los dirigidos a la familia y amigos.
Autoestima como colofón de la heteroestima.
Heteroestima es la valoración que se hace del amor que nos profesan otras personas y por el contrario de la autoestima, no depende del autoconcepto, ya que consiste en el aprendizaje del amor en sí mismo. Cuando un niño entiende que cualquiera es digno de recibir afectos, comprende que él mismo lo es también. Entiende que merece ser tratado con amor y con respeto, que merece ser querido como todos, sin ningún ánimo de protagonismo o singularidad. Fomentar la heteroestima es poner el primer peldaño para alcanzar la autoestima y dar los primeros pasos para entender las emociones y sentimientos que proceden del cariño y del afecto. Si quieres profundizar más en el término, ya hemos reflexionado con éste aquí.
Heteroestima e infancia.
El único idioma universal es el beso.
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