Crianza martes, 18 de enero de 2022

Rutinas antes de dormir

Vivimos en un mundo de rutinas en el cual nuestra memoria más cómoda nos obliga a cepillarnos los dientes o a bañarnos día tras día del mismo modo. Somos seres rutinarios y la rutina propiamente, nos da muchas veces sentido, nos tranquiliza, nos ordena, nos da paz. En el caso de los niños y de las niñas esto se multiplica. Establecer rutinas con ellos es, en muchas ocasiones un modo de vencer el caos de la ma/paternidad para poder abrazar el orden de una vida familiar.

En mi caso, aunque nunca lo he sido, con el paso del tiempo me estoy volviendo realmente fan de las rutinas, hasta el punto de que algunas de ellas han empezado a convertirse en rituales. De entre ellas, las que más me gustan son las que hemos establecido en mi familia en torno a la hora de dormir, pues me parece un momento mágico en el que siento que conecto mucho con mi hijo; motivo por el cual, sin sentar cátedra de madre amorosa (que todos y todas tenemos nuestros días...), te cuento qué rutinas sigo con mi hijo en este momento y cómo me han ayudado.


Rutina para fomentar la cultura.

 

Como es evidente antes de que mi hijo se acueste leemos uno o varios libros, en un rato que ronda los diez a veinte minutos. No más. Es una práctica muy extendida y aplicada por muchas familias. En mi casa lo hacemos desde que mi hijo era un bebé. Pero no lo hicimos para que aprendiese a leer antes, o ni siquiera para que en él surja el amor por la lectura, que también. Sobre todo, esta rutina la llevamos a cabo para despertar en él, el interés en la cultura. 

Cada vez que visito una biblioteca, pienso, a este tipo de lugares les quedan los días contados. 

Atendemos, muy probablemente, a una de las generaciones más incultas que han poblado el planeta. La gente ya no lee si no es detrás de la pantalla de un ordenador, ya no se molesta en coger un libro, en leer detenidamente y en el caso de los y las niñas, es peor. Tienen demasiadas distracciones más "atractivas" que coger un libro, y al tener donde elegir, si no creas una rutina lectora probablemente no los cojan. En otras ocasiones te he hablado de toda una serie de pautas para que los niños lean, para crear hábitos lectores. Crear este tipo de rutinas es ahora mismo esencial, pues de sus lecturas dependerá el aumento de su idea del mundo, de su abanico de recursos fantásticos o imaginativos, pero también su capacidad de encontrar soluciones, de repensar, de ser creativos.

Por este motivo, procuro sacar de la Biblioteca Pública libros dispares, incluso que se contradigan, que ofrezcan diferentes perspectivas, para ofrecerle a mi hijo diferentes modos de pensar.  Cada noche, antes de acostarse tenemos un momento lector. A veces, lee él, a veces leo yo y otras muchas leemos a dúo. A continuación, comentamos. No hay nada como la sensación de poder hablar sobre una lectura compartida, de hí el éxito de los clubs de lectura, de los que también te hablé con aplicación educativa.

Rutina para fomentar la relación ma/paterno filial.

 

Cuando acabo la rutina de lectura acostumbro a hacer un par de preguntas de esas que hacen que mi hijo y yo nos conozcamos mejor. Primero responde él y luego respondo yo. Estas preguntas son:

  • ¿Qué ha sido lo mejor de tu día de hoy? Esta pregunta me brinda mucha información sobre los gustos y las preferencias de mi hijo y en mi vuelta de contestación, acostumbro a decirle siempre cosas inmateriales para que cale un poco el mensaje de lo felices que nos hacen las personas y no tanto las posesiones.
  • ¿Qué ha sido lo peor de tu día de hoy? Esta otra me da una idea de sus inseguridades y sus miedos. A esta, en caso de haberla, pues muchas veces no hay nada malo en sus días (gracias, gracias, gracias); añado la pregunta: ¿qué podemos hacer para cambiarlo? Y que así no quede la cosa en un rollo negativo que solamente se transforme en una queja habituada. Mi turno de respuesta es leído por él desde la humanidad que tenemos como padres y madres. Ellos entienden que también nosotros tenemos debilidades, días duros, que también necesitamos un abrazo y un beso o simplemente que nos escuchen.
Con este tipo de rutinas, se consiguen estrechar los lazos de unión familiar y llegado un punto es el mismo niño el que lo pide, pues entiende lo bueno que resulta ser escuchado y validado en sus sentimientos. Evidentemente deben ser siempre diálogos sin juicios ni presión. Al principio quizás no tengan mucho que contar, pero poco a poco se irán soltando. Esto nos puede llevar unos cinco minutos.

Rutinas para familiarizarse con los procesos de gratitud y perdón. 

 

A continuación aconsejo a mi hijo a dar las gracias por algo pues está científicamente demostrado que la gratitud produce endorfinas, que hacen a las personas simplemente más felices. Del mismo modo, y en cada momento que tengo, hablo con mi hijo de la necesidad de pedir perdón a las personas que hayamos herido consciente o inconscientemente. La gratitud y el perdón son formas de vida, de comportamiento que en primera instancia son conceptos abstractos para los infantes, pero que cuanto antes se familiaricen con ellos, antes los incorporarán a su elenco comportamental. Una sociedad más grata y compasiva es un fin que empieza en nosotros mismos, pero especialmente en los que somos padres o madres. Hay muchas maneras de hacer pacifismo, de cambiar el mundo y esta es una de ellas, por más que se ridiculice.

Rutinas de pensamiento

 

Y por último, algo que a veces realizo y que es de esas cosas que me he traído del aula para casa, son las rutinas de pensamiento. Si estás interesada o interesado en este tipo de rutinas, puedo entrar más en detalle en una próxima entrada, tan solo tienes que escribírmelo en comentarios o en mis redes sociales.

La rutinas de pensamiento son modos de reflexionar y razonar con una mente creativa que suelen estar basadas en secuencias de pasos o preguntas que invitan a ejercitar el pensamiento. Fuera de lo que pueda parecer, el modo de pensar es educable. Se puede adoctrinar, educando en en modo de pensamiento que imite el modelo del adulto; o bien, educar, incorporando estrategias que implican diálogo, escucha activa, secuenciación, etc.

La que más utilizo es la Estrategia Veo-Pienso-Me pregunto. Esta estrategia consiste en centrarse en una imagen (que en el caso de nuestra rutina, el niño imagina) y decir qué ve, razonando cada detalle, cada suceso y cada elemento de su imagen mental. A continuación, se pregunta: ¿qué piensas? Aquí, el niño aporta todas las ideas que le sugiere esa imagen mental y por último, las preguntas, qué incógnitas se encuentran detrás del detalle, detrás de cada pensamiento. ¿Qué me evoca? Es una herramienta muy poderosa.

Te pondré un ejemplo. Si tu hija o tu hijo tienen un conflicto en el parque, haz que rememoren este conflicto en la rutina de pensamiento. Estas son las respuestas que te puedes encontrar:

  • ¿Qué veo?: Me veo a mí con Paula. Ella no quiere dejarme pasar y no me puedo tirar por el tobogán. Insisto, pero ella no quiere. Tiene cara de enfado y está con los brazos cruzados. Yo estoy furioso y entonces la empujo para que me deje pasar.
  • ¿Qué pienso?: Pienso que al empujarla se pudo haber hecho daño, pero también que es injusto que no me deje pasar por la salida hacia el tobogán. El parque es de todos.
  • ¿Qué me pregunto?: ¿Por qué estaría Paula enfadada? ¿Por qué actúa así? ¿Por qué en los parques actuamos como si todo fuera nuestro? ¿Por qué hay niñas y niños que se enfadan? ¿Por qué mi madre le dio tanta importancia al conflicto? ¿Por qué...?
 
Evidentemente, esta secuencia no me la he inventado yo y este tipo de recursos que ya están por ahí, nada nuevo en el horizonte. Pero si pruebas verás que las posibles respuestas son infinitas y que a medida que vayas aplicando las rutinas de pensamiento, crecerá la expresión oral de tus hijos, así como el entendimiento de los sentimientos y emociones que evocan determinadas situaciones. Es una herramienta muy poderosa, que ayuda a pensar y razonar de un modo divergente, lo cual no solamente ayuda en la aceptación de nuevas habilidades sociales, sino que es determinante para desarrollar un pensamiento creativo. No lleva más de cinco minutos.

Y aquí acabamos mi "peculiar" ritual de noche. No siempre realizo todas las actividades, pero no perdono la lectura, aunque sea tarde y procuro (procuramos) ser constante (constantes) para ver la evolución. 

Considero que muchas veces no sabemos de nuestros hijos porque no preguntamos, o bien, no lo hacemos de un modo correcto. Aquí te dejo otras entradas del blog en este sentido que espero que te ayuden a construir un vínculo fuerte y sano:

  

Hoy fue un día feliz. Solo rutina.

✓Mario Benedetti

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