En estos momentos, con bastante probabilidad, habrás escuchado hablar sobre los cambios tanto estructurales como organizativos que se realizan a día de hoy en los patios escolares. Especialmente, si te dejas caer por aquí, lo sabrás, pues esta temática es parte del grueso de mi divulgación en Atención Selectiva. Por tanto, el patio escolar, como centro neurálgico de la relaciones sociales que se desarrollan en los centros escolares, debe ser democrático, debe atender a todo tipo de diversidades, debe y puede ser más plural y ofrecer más posibilidades, pues es en sí, un ambiente que educa. Y vaya si educa. En los patios escolares se trabaja de modo indirecto toda una serie de contenidos emocionales relacionados con las habilidades sociales a través del juego. Este juego, puede y debe ser libre, pero un toque estructurado nos ayudará a mejorar las relaciones sociales, prevenir el bullying y mejorar la calidad de juego de las niñas y los niños con diversidad funcional.
Hasta aquí, nada nuevo en el horizonte. Si quieres realizar un cambio en tu centro escolar, te recomiendo la lectura de otras de nuestras entradas, que dejaré al final del artículo; pero, especialmente esta sobre "cómo empezar". Y si ya estás en el camino, o simplemente te apetece leer sobre este tipo de proyectos, hoy te quiero hablar de un hecho fundamental que nos ayuda a entender el porqué nuestras niñas y nuestros niños se cansan fácilmente, en un período de aproximadamente un mes, de los cambios estructurales que realizamos en los patios.
Principio de inmediatez.
Si en tu centro escolar se han pintado rayuelas, sabes de lo que te hablo. Cuando introduces un nuevo elemento en un patio escolar, ya sea una rayuela, un rincón lúdico, una estructura sensorial, etc.; se producen una serie de situaciones cíclicas en relación a la reacción de niñas y niños ante esta novedad. Al principio, cuando ven estos nuevos elementos, hay mucha expectativa lúdica. Es muy normal verles entusiasmados con sus nuevos rincones o rayuelas, con los nuevos ambientes, y que hagan uso y disfrute de los mismos. Es más, en los comienzos, hasta puede que tengamos pequeños conflictos a la hora de compartir estos espacios. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, las niñas y los niños van perdiendo interés en estas estructuras en un plazo de aproximadamente un mes. Los y las docentes, las familias, que nos encargamos de llevar a cabo estos cambios, nos encontramos en un momento de desilusión, pues lo que tanto esfuerzo nos ha llevado crear, a ellos les dura un suspiro. Son momentos de decaimiento en todo proceso de cambio en un patio escolar y da igual el tipo de nuevo recurso que ofrezcas, esto pasa siempre.
Pero, ¿por qué?
Pues por lo que en mi centro educativo, el CEIP Mestre Martínez Alonso hemos llamado, el principio de inmediatez.
Los niños y las niñas de hoy en día lo tienen todo y lo tienen ya. Los colmamos de atenciones, de regalos, de objetos materiales a su antojo. Son una generación que vive en continua abundancia y además, en continua exposición a una cantidad inmensa de estímulos. Los llevamos a planes familiares lúdicos o culturales, a tremendas rutas de senderismo o deportes, a eventos de actualidad, incluso en esta etapa COVID. Los tenemos en numerosas actividades extraescolares, viviendo de un modo vorazmente rápido e intenso. Los hemos acostumbrado a la fugacidad.
A mayores son una generación colmada de pantallas, con un ocio a la carta, con Youtube, Netflix, videojuegos y un estilo de consumo siempre presente y centrado en la rapidez. Cuanto más rápido se consume el estímulo, el producto online, el juguete; más se compra.
Esto produce en ellos una serie de características básicas que seguramente habrás notado en tu alumnado o en tus hijos. Son una generación a la que siempre hay que estar motivando, a la que siempre hay que estar incentivando, sorprendiendo, etc. Les cuesta mantener el asombro de algo que les es llamativo. Los estímulos son para ellos tan salientes como efímeros y se habitúan con una gran facilidad. Por este motivo, un día pintas una rayuela y al poco tiempo se aburren, se cansan, porque están acostumbrados a recibir a diario.
A lo largo de los últimos cuatro años, me he recorrido más de 50 colegios a los que he asesorado en materia de patios inclusivos y rediseño de ambientes lúdicos y en todos ellos me cuentan lo mismo. Las rayuelas, los rincones de juego, duran muy poco. Pero, yo te ofrezco hoy, algunas ideas para luchar contra el principio de la inmediatez.
¿Qué podemos hacer?
- Dale una vuelta a tu vieja rayuela y apórtale alguna novedad, por ejemplo, si es un tres en raya humano, emplea gorros de animales o formas llamativas para diferenciar las fichas, que se disfracen, que se inventen un nuevo modelo de juego, etc.
- Crea secciones para dinamizar el juego. Es muy útil que los mismos niños y las mismas niñas dinamicen sus rincones de juego. De este modo, estarás dándoles la posibilidad de desarrollar su autonomía, los estarás haciendo sentir importantes y llamarán la atención de aquellos que se aburren fácilmente. El arbitrado, la mediación, la dinamización por parte del alumnado de los juegos de patio es garantía de éxito, supone un gran ingrediente para la identidad de centro y muestra un trabajo de la convivencia escolar centrada en el alumnado.
- Rediseña el rediseño. Con el paso del tiempo, las viejas rayuelas y los viejos rincones se quedan obsoletos (sí, así de rápido va todo esto), así que puedes aprovechar para rediseñar con ellos nuevos elementos de juego. Como siempre recomiendo, cuanto más partícipes se haga a los niños, más valorados serán los rincones de juego.
- Recuerda en clase las dinámicas de juego. Si les das importancia desde la tutoría o desde las especialidades (PT y AL para anticipar, música o educación física para practicar); conseguirás que ellos también se la den, rompiendo el efecto del principio de la inmediatez.
Nadie dijo que el camino en el rediseño de los patios fuera fácil... Eso sí, desde Atención Selectiva, no dejamos de aportar contenido y recursos porque creemos que si otra educación es posible, otro tipo de sociedad también y esta empieza a gestarse en los patios de recreo. No nos cabe la más mínima duda.
Los niños son como el cemento húmedo, todo lo que los toca deja una huella.
✓ Haim G. Ginott
2 comments
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar