Con esta sensación de extrañeza y euforia desmedidas, acabamos mañana el curso más diferente y loco que yo recuerde, el curso que marcará un antes y un después para muchos, el del COVID-19. Parecía que no llegaba el día y aquí lo está, sin la fiesta a la que nos tenía acostumbrados, el fin de curso. Punto final. Existe una certeza en el consenso de que alumnado, familias y profesorado (al que todavía le quedan unos días más de trabajo burocrático), necesitan estas vacaciones de verano más que nunca. Y en el camino hacia esa nueva normalidad le vamos diciendo adiós a esos salones adaptados al trabajo escolar de los niños, a las aulas virtuales y a las conexiones, a las actividades y las entregas, al telecole...
Yo creo que este año somos muchos los que hemos soñado con este final incluso antes de la hora, no en vano, ante la situación de confinamiento, veníamos pidiendo que este día llegara, a gritos. Pero lo bueno se hace esperar y desde una visión, como no podía ser de otro modo en este sitio, positiva dentro de las circunstancias; me gustaría compartir algunos de los aprendizajes de este período lectivo pandémico a través de la voz de mi alumnado.
Entre las respuestas mayoritarias, aprendieron...
- A valorar el trabajo de los profesionales de los servicios básicos (alimentación, farmacia, prensa,...), así como el de aquellos profesionales que se jugaron la vida por nosotros (personal sanitario, cuerpos de seguridad y policías, etc.).
- La importancia de la higiene, y en concreto a lavarse correctamente las manos. También el uso correcto de mascarillas y la distancia de seguridad, algo que entendieron y mostraron gráficamente mejor que muchos expertos.
- También la importancia de valorar nuestro medio ambiente y de la biodiversidad que nos rodea. Muchos concuerdan en cómo hemos mejorado en los días de encierro.
- La gran mayoría considera que ha sido un período en el que han avanzado en el manejo de las TIC. Comentan de sus aprendizajes con los programas de vídeo llamada, pero también en el uso de otras herramientas básicas, que a pesar de su simpleza no optimizaban. Han visto el colegio desde un punto de vista diferente, y muchos se quejan del exceso de "deberes".
- Me ha sorprendido ver como muchos valoran algo tan importante como la paciencia. Afirman que la han necesitado en este momento más que nunca y me ha hecho reflexionar sobre todo lo que han aprendido y madurado.
- Otra de las respuestas mayoritarias entre los aprendizajes de este grupo que bien podría ser un prototipo del nivel de 6º de Primaria de cualquier centro educativo, ha sigo el aumento en autonomía en general, para poder organizarse y estudiar, para poder hacer las tareas. Este indicativo me da el valor de la madurez que han adquirido, pues muchas veces entiendo que parte de los problemas a los que se enfrenta este alumnado radica en una mala organización del tiempo de estudio y de planificación del trabajo.
- También me ha gustado ver que algunos habían aprendido a valorar el trabajo de sus profesores y sinceramente, no creo que fuera por peloteo, pues esta actividad no tenía criterios de evaluación.
- Fueron varios lo que se refirieron a ideas como vencer los miedos, ante un bombardeo constante en prensa, Internet y televisión con el número de muertos por la pandemia. Realmente, creo que no nos hemos puesto a pensar en el daño irreversible que esta pandemia ha causado a la infancia. Y no me refiero a que no se abran los parques, lo cual ya me parece una menudez. Es que les hemos mostrado la cara más vulnerable de nuestra sociedad y esto dejará secuelas.
- Pero quedémonos con lo positivo, pues también se lo hemos mostrado. Muchos de los niños y de las niñas hacen alusión a las ideas de que juntos podemos con todo, de que podemos superarlo, de que la unión hace la fuerza.
- Me ha encantado ver que muchos aprendían nuevas tareas domésticas, que aprendían a cocinar, que ayudaban en sus casas.
- También que muchos descubrían en este tiempo de confinamiento talentos que no sabían que tenían, especialmente en lo relacionado con la educación plástica. Ahora sé que fue un acierto proponer actividades plásticas, pues muchos aprendieron a valorar lo positivo de dibujar, pintar y en definitiva, comunicarse y expresarse desde el lado más artístico.
- Varias personas aprendieron también a cultivar, plantaron, regaron y espero que recojan literal y metafóricamente aquello sembrado.
- De lo que más orgullosa me siento es de que valoraran más que nunca la libertad. Algo que creo que debe ser un contenido de peso en la educación emocional y en valores de todo el alumnado, algo que cada día está más coartado por la publicidad, las modas, la infoxicación, la desigualdad, etc. También a valorar las actividades que se pueden hacer fuera de casa.
Otras respuestas fueron...
- No sabemos apreciar lo que tenemos.
- Valorar la vida.
- Valorar más el colegio.
- Mi casa es mi mejor refugio.
- La importancia de las cosas sencillas.
- La gente será menos egoísta (bendita inocencia, añado en lo personal).
- La importancia de vivir el momento, de disfrutar del presente. Estos chicos han aprendido qué es carpe diem en 6º de Primaria...
- Aprender a mejorar la autoestima y a afrontar los errores con más seguridad. Quererse a uno mismo.
- Lo más importante es la salud (palabras sabias).
- Valorar la información verídica.
- Apreciar a las mascotas.
- Ser más solidarios.
- Tengo suerte.
- Seguir luchando.
- Sentidiño. Cualquier gallego o gallega entiende. Forma cariñosa para pedir responsabilidad.
- Apoyar a los mayores.
- Un virus puede cambiar el mundo.
También han comentado otros aprendizajes más cómicos como que levantarse tarde mola mucho o que ahora valoran más la silla del escritorio porque es cómoda o se quejan de los deberes con gags y cariño hacia quien los puso.
Pero la respuesta mayoritaria, esa que estás echando en falta, el principal aprendizaje de estos niños que en unos meses cambian de etapa es que han aprendido a valorar más el tiempo en familia. Ningún contenido académico, ningún aprendizaje del colegio ha sido importante en este período convulso. Nos hemos vuelto locos pensando en qué modelo educativo podría ser el mejor para ellos, qué metodología, qué manera de comunicarnos, qué herramientas a emplear; y la respuesta mayoritaria que nos hemos encontrado es que su mayor aprendizaje en este confinamiento ha sido valorar más el tiempo para jugar con los hermanos, para estar con esos padres a quienes este modo de vida feroz tiene atados a un trabajo a tiempo completo, echar de menos a los abuelos y a los primos,... Su mayor aprendizaje, que también debería ser el nuestro, la conciliación y la importancia de un valor trascendental para toda sociedad, el valor de la familia.
Realmente esta sociedad irá a pique si no les escuchamos más. Es impresionante ver tanta sabiduría en edades tan tempranas. No pasaba nada por no enviar si quiera una sola actividad, por no darle importancia a estos meses sin colegio, pues el auténtico aprendizaje estaba en sus propias casas. ¡Qué mundo loco! ¡Qué sociedad enferma que no escucha a quienes más aprenden, quienes están en constante aprendizaje y evolución, los niños! Solamente necesitaban más tiempo con los suyos. Me siento avergonzada por la parte que me toca...
Mucho aprendido y un largo camino por andar. Fin de curso, punto final.
Entre las flores te fuiste. Entre las flores me quedo.
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