Educación domingo, 16 de septiembre de 2018

Emocionómetro para docentes.

En los últimos años, el auge de la educación emocional, ha favorecido el hecho de que cambiemos, o bien adquiramos nuevos recursos en la práctica docente cotidiana. La promoción de un buen clima de aula que entiende que si el alumnado se siente a gusto, feliz, bien acogido y en armonía; puede ser la antesala de una adquisición mayor de contenidos académicos. En cierto modo, es algo que cae de cajón, ¿verdad? Allá donde me siento a gusto, trabajo mejor.

Pero esta es una premisa que atiende tanto a niños como a adultos. Lo principal que debemos tener en cuenta para una mayor producción en cualquier disciplina o labor, es el cuidado del ambiente en el que desarrollamos nuestras actividades.

En relación a lo educativo, me sorprende muchísimo cómo trabajamos para favorecer un buen clima de aula, cuidando hasta el más mínimo detalle, especialmente ahora y con el inicio del curso. Son momentos para reorganizar, reestructurar e incluso rediseñar nuevos ambientes educativos. En los últimos años, nuevas tendencias emergen y ya son comunes los docentes que reinventan el aula como espacio. Ambientadores, muebles de Ikea, trabajo por rincones o por proyectos que disponen el mobiliario a golpe de creatividad, etc. Sin embargo, existe un aula del que no nos preocupamos demasiado, un lugar indispensable para el desarrollo educativo que pasa desapercibida y esta es, la sala de profesorado.

Y es que no somos Google. En la sala de profesores, ese lugar en donde se reune tu claustro para organizar hasta el más mínimo detalle de las marcha del curso escolar, no encontrarás mesas de ping pong, sofás y puffs de colores o mesas de diseño; pero eso no significa que no puedas hacer nada para que tu centro de reuniones sea más acogedor o promueva una convivencia sana.

En artículos anteriores te hablaba de la necesidad de implementar ciertas metodologías en ti mismo antes que en tu alumnado, y esta vez te traigo un recurso que mucho profesorado emplea en el aula y que es perfecto para emplear entre compañeros, se trata del emocionómetro, un método muy eficaz para el reconocimiento y autoconocimiento de las emociones tanto individuales como grupales.

¿Qué es emocionómetro?


Emocionómetro, entendido como un mecanismo para medir las emociones, es básicamente una palabra de nueva terminología, empleada por muchos docentes que en la actualidad trabajan la autorregulación emocional con su alumnado. Se trataría básicamente de un mural en el cual cada uno de los miembros de un aula se sitúan en una emoción concreta correspondiente con su estado personal, para así poder realizar un diálogo interior acerca de las sensaciones emocionales propias, así como un diálogo con los miembros de esta microsociedad que ayude en la autorregulación emocional, la gestión y el tratamiento grupal de las emociones. Con esto se favorece un clima de aula saludable y agradable, se habla en terminología procedente del lenguaje emocional, se evitan frustraciones y se detectan casos de aislamiento y malestar. En síntesis, una herramienta muy sencilla que puede ayudar mucho al alumnado.

Sé que no te cuento nada nuevo o innovador. Yo misma creé mi primer modelo hace hoy más de una década, por tanto, seguramente tendrás uno en tu aula o lo habrás visto con asiduidad. Pero por si no es así, te dejo aquí un enlace a cientos de ejemplos de este útil recurso sacadas de Pinterest, ese paraíso para las mentes docentes más creativas.

Y en lo personal (yendo al grano), o bien porque me siento eterna alumna, entiendo, que lo que es bueno para el alumnado también lo es para un claustro de docentes. Por eso hoy me gustaría que cambiases de visión y que le dieses una vuelta a este recurso, empleándolo en tu sala de profes. A lo mejor te parece una tontería, pero lo cierto es que el emocionómetro es un medio ideal para crear comunidad e interesarse por los sentimientos de los compañeros. Te muestro cómo hacerlo con este ejemplo que puedes imprimir para usar con tu equipo docente, confeccionado gracias a la plataforma de diseño de infografías, Piktochart.


Herramienta para promover la educación emocional en la sala de profesores.


Este es un diseño de emocionómetro que he diseñado para emplear con mi claustro en el CEIP Mestre Martínez Alonso. Cada docente toma una pinza de la ropa con su nombre y la coloca en los bordes de este mural haciéndola coincidir con su estado emocional en el momento en el que libremente lo decide. La dinámica es sencilla, pero algo más abierta que con el alumnado. Si bien con los niños es mejor guiar el proceso de un modo más organizado, con el profesorado tiene un carácter más personal. El emocionómetro en el aula tiene sus tiempos, o bien se deja también a libertad del alumno para que se cambie de estado emocional según el transcurso de la jornada lectiva. Además cuenta con las emociones básicas o primarias. Sin embargo con los adultos podemos darnos un poco más de libertad en trabajar otros estados de ánimo más elaborados o bien recurrir al sentido del humor (como el caso de estar "de subidón", para que me entiendas).

Esta idea surgió en nuestro centro educativo por parte de una de nuestras compañeras, Sonia, hace dos cursos escolares, cuando realizábamos un PFPP (Proyecto de Formación Permanente del Profesorado) en materia de educación emocional. Estábamos en plena construcción de una unidad e identidad de grupo, que nos permitiera crear un buen clima de aula y de centro; y en la realización de este tipo de herramientas decidimos que se podría emplear uno de ellos con los propios compañeros. 

Fue realmente positivo comprobar primero las risas, el momento de felicidad y hasta de chiste de ir a nuestro emocionómetro a colocar nuestra pinza, y aunque es una iniciativa que va perdiendo fuelle con el paso del tiempo, resulta interesante para trabajar con los compañeros. Quizás si la uses te des cuenta de que esa persona que viene al cole tan feliz y contenta no lo esté tanto, o que tienes un compañero que en un día determinado le apetece estar "a su bola", o incluso que alguien que no lo representa, está muy feliz en secreto porque algo importante ha cambiado su vida. Quién sabe. Las emociones en los adultos están muchas veces camufladas, pues nos han educado para reprimirlas. Este puede ser un buen enfoque para que salgan un poco más de nosotros, para nuestro grupo de referencia. Un claustro que se conoce emocionalmente, es un claustro que favorece la educación emocional y la promoción de un buen clima en las aulas, por lo tanto te animo, docente, a que este año no pienses sólo en tu clase, no pienses sólo en tus niños. Piensa también en tus compañeros, pues en tus relaciones encontrarás éxito laboral, piensa en tu compañera que es nueva y no conoce el centro todavía, piensa en tu compañero con el que apenas has hablado esta semana, piensa en el grupo más importante de tu centro, tu claustro.

El diseño del emocionómetro no va en concordancia con mi página sino con nuestro proyecto de centro: "O patio que soñaMOS" (El patio que soñamos). Te invito a conocerlo y además, te dejo la infografía también en lingua galega, tal y como lo tenemos en nuestro centro escolar.



La inteligencia emocional es una forma de reconocer, entender y elegir cómo pensamos, sentimos y actuamos. Forma nuestras interacciones con otras personas y nuestro propio entendimiento. Define cómo y porqué aprendemos; nos permite establecer prioridades; determina la mayoría de nuestras acciones diarias. La investigación sugiere que determina al menos el 80% del éxito en nuestras vidas.
✓Joshua Freedman


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