Crianza sábado, 30 de enero de 2016

EL EFECTO HALO EN LA INFANCIA Y SU IMPACTO EN LAS REDES SOCIALES.

Hoy me he levantado con mi desayuno favorito: tostadas, café y lectura. Y no precisamente en ese orden. De hecho, lo que leo en las primeras horas de la mañana, capta más severamente mi atención selectiva y muy a menudo se queda alojado en un huequecito de mi memoria RAM. Entonces, empiezo a darle vueltas y vueltas y más vueltas... Y de pronto, por aprendizaje significativo comienzo a elaborar una tela de araña de pensamientos al rededor de un concepto.

Pues bien, esta mañana me desperté leyendo un artículo sobre maternidad real del blog TRASTADAS DE MAMÁ, que puedes leer AQUÍ. En él, Patricia, su autora, reflexionaba sobre los cambios en la maternidad a través de las redes sociales y cómo el modelo de crianza ha ido cambiando desde el universo 2.0.

De verdad que te recomiendo su lectura pues al menos a mí, me ha dado varios motivos para reflexionar.
Vamos allá.


EL EFECTO HALO EN LA INFANCIA.


El efecto halo es un sesgo cognitivo del cual ya hemos hablado AQUÍ. Se trataría de un engaño perceptivo mediante el cual juzgamos a una persona o situación por una característica señalada, generalizándola a toda su realidad.

El ejemplo más significativo del efecto halo es el que se produce con la belleza. Las personas bellas, según los cánones actuales mandan, son consideradas como más felices, afortunadas, con mayor éxito, etc., que el resto de la población. Esto es extrapolable a tantos campos que me quedaría sin letras: publicidad, marketing, música, cine, televisión, política...

Sin embrago, en esta ocasión, me gustaría centrarme en el efecto halo dentro del contexto de la infancia



La representación más radical del efecto halo en la infancia se produce en las aulas. Nos guste admitirlo o no, prejuzgamos y lo hacemos con los niños también. A fin de cuentas, este es un comportamiento adaptativo. Durante años, nuestros ancestros necesitaban hacer evaluaciones rápidas de las personas para detectar posibles enemigos, amigos, potenciales parejas, etc. Este hecho resultó ser esencial en nuestra supervivencia y por consiguiente se transmitió en nuestro código genético. Por eso es tan difícil no caer en el prejuicio, y el efecto halo, como todo sesgo cognitivo se ceba con el estereotipo.

De este modo, es a los docentes a quien más incurre este sesgo perceptivo, especialmente a la hora de etiquetar al alumnado. Sé que es difícil admitirlo, pero está en nuestra naturaleza. Las primeras impresiones que recibimos de los niños determinan en muchos contextos la evaluación que de ellos hagamos y si las pruebas a las que los sometemos no son sistemáticas y objetivas, tendemos al etiquetado.

Pero no todo el pescado está vendido en este caso. El efecto halo está estrechamente vinculado con el efecto pigmalión del que también hemos hablado AQUÍ y del que mucho se habla recientemente en las redes. Si potenciamos lo positivo que cada niño tiene, si elegimos tomar el efecto halo en nuestro beneficio, podemos lograr lo que en psicología social se conoce como profecía autocumplida. Es decir, si valoramos a nuestra infancia y los motivamos para que se consideren buenos y competentes, esto mismo se producirá sólo por el hecho de que nosotros lo hayamos sugerido. 




IMPACTO DEL EFECTO HALO EN LAS REDES SOCIALES.


Y antes de irme definitivamente por las ramas de la telaraña, vuelvo a la maternidad y los modelos de crianza. Vuelvo al artículo de Patricia.

Recientemente, la maternidad pasa por diferentes etapas y como todo en la actualidad, lo filtramos por el mundo 2.0. De este modo, la imagen ha sido la protagonista absoluta del efecto halo materno. Hemos primado la imagen sobre el concepto. De este modo, se ha generado un efecto halo que nos da una idea equivocada de la crianza.

Porque tanto padres como profesores, educadores y profesionales de la infancia sabemos que la crianza es dura, bella pero dura. Con sus momentos de incertidumbre, de cansancio, de desesperación, nos llena y nos engancha. Pero no podemos obviar una realidad y es que la maternidad, el cuidado de los niños, es agotador.



Resulta paradógico entonces, como las marcas comerciales han conseguido elaborar un marketing de etiquetado en la crianza, vendiéndonos esa imagen de perfección, de superwoman, de padre perfecto. Esa imagen que no deja de estar vinculada al producto x que quiere vender. Esa imagen con un halo de limpieza. Esa imagen irreal.

Yo, no hace falta que lo diga, soy de las de Patricia, de las de maternidad real. De esas personas que peleamos un poquito cada día en contra del marketing engañoso y de la crianza a costa de la publicidad. Porque, y para finalizar, si algo he aprendido del efecto halo, es que es realmente sencillo caer en sus garras y así asimilar una realidad que no tiene porqué coincidir con la verdadera.


¿Y tú qué opinas? Eres una persona de crianza realista o te has dejado llevar por pines, me gusta e instamoments y su efecto halo. Siempre desde el respeto a la pluralidad de ideas, deja la tuya en comentarios. 



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