Son muchos años ya, divulgando acerca de la calidad que me encuentro a diario en la enseñanza de todos los niveles educativos en España. No es casualidad, no resulta un capricho del azar, que cada día más iniciativas, proyectos, actividades, trabajos docentes y discentes, sean los protagonistas de las redes sociales, las noticias, del debate en el café, etc. Creo firmemente que la educación en España, más allá de generalidades o lo que diga PISA; goza de un momento de esplendor. Que además de lo evidente: que no todos los centros educativos son iguales, que hay docentes de todo tipo, que no todas las experiencias son innovadoras o están en la tendencia; en los últimos años la educación española ha evolucionado, se ha profesionalizado y ha alcanzado cotas tan productivas como creativas, altamente reseñables.
Esto que para mí no es una novedad, probablemente para ti tampoco lo sea, pues con el influjo de la pandemia muchos docentes han mostrado su compromiso por mantener un modelo educativo adaptado al alumnado, consciente del momento que vive, comprometido con la formación de una sociedad plena y más equitativa. Esto es algo que empieza a ser palpable y hoy quiero hablarte de una experiencia personal que me ha venido demostrando lo que en estas líneas expongo.
Recientemente he tenido el placer de participar como miembro (una feminista diciendo miembro, ya debemos quedar pocas) del jurado de los Premios Espiral 2021 y me gustaría compartirte lo que me he encontrado. Una experiencia gratificante y altamente didáctica que me ha hecho sentir orgullosa de la calidad educativa en España (y otros países de habla hispana) y que me ha hecho replantearme mucho mi propia metodología, así como reafirmarme en mis creencias más profundas.
Esto fue lo que me encontré en la edición de este año de los Premios Espiral:
Premios y Asociación Espiral.
La Asociación Espiral está formada por un amplio equipo de docentes, personas con formación técnica, investigadores, estudiantes y entidades, que desde 1989 trabajan en la promoción de las tecnologías de la información, del aprendizaje, del conocimiento y la comunicación, aplicadas a la educación. Pone el foco de su propósito en la educación de los y las más jóvenes, organizando diferentes actividades formativas, jornadas y proyectos centrados en la innovación y la investigación que activa ese motor de cambio de paradigma del que tantas veces hablamos.
Una de las actividades más conocidas y esperadas cada año de esta asociación educativa, son los Premios Espiral. Este certamen anual, pretende poner en valor las propuestas innovadoras que apoyadas en herramientas digitales, prestan atención a un desarrollo competencial y curricular centrado en el alumnado, desde una perspectiva creativa y de desenvolvimiento del pensamiento crítico. De este modo reconocen la labor de docentes y centros escolares de todo el mundo que presenten proyectos en habla hispana o cualquiera de las lenguas cooficiales.
El 16 de marzo, a través de Twitter, Inma Pérez, miembro del Equipo de Coordinación y de Validación del Premio Espiral, me propuso formar parte del Equipo de Jurado de los Premios Espiral de este año. Inmediatamente supe que quería estar ahí, sobre todo porque Inma me dio valor al decirme que habían pensado en mí como referente en inclusión. Saber que estaban elaborando un jurado con diferentes perfiles educativos fue la clave para aceptar, pues por experiencia sé, que con este tipo de actividades se crece como profesional y no pude más que aceptar de buen grado y con una ilusión palpable.
Mi experiencia como miembro del jurado.
Lo primero que puedo contar de esta experiencia es que lo que más me ha llamado la atención durante el proceso ha sido la organización de 10 en todo lo relacionado con el evento. Conformamos el jurado un total de 27 docentes de diversas etapas educativas y con mentalidades metodológicas diferentes. Nuestro cometido ha sido evaluador de los diferentes proyectos educativos presentados, a través de una rúbrica de alta calidad que me parece, es mejor que alguna empleada en sistemas de oposición. La tienes aquí, pues la Asociación Espiral, en su mensaje de transparencia la ha hecho pública. Los proyectos nos llegaban del Equipo de Validación, que se encargaba de cerciorarse de que los estos contaban con los aspectos reglamentarios para presentarse al certamen. De los resultados de estas valoraciones salieron los proyectos mejor valorados y se decidieron y se debatieron los premiados en las diferentes categorías en una reunión a la que asistimos los Equipos de Validación y Jurado.
No os voy a mentir. Me sentí algo pequeñita al lado de mis compañeras y compañeros, muchas y muchos de ellas, de ellos, referentes en el mundo educativo; pero soy docente, trabajo con rúbricas y no me asustan los retos. Así que ahí puse mi granito de arena y con responsabilidad valoré objetivamente y poniendo un especial énfasis en el apartado de la rúbrica sobre inclusión educativa. Al fin y al cabo, esto era lo que se esperaba de mi participación.
A cada proyecto que me llegaba, más alucinaba. No hay palabras para definirlo. Proyectos fundamentados, centrados en la figura del alumno, grandes avances tecnológicos y científicos, propuestas realmente innovadoras, enfoques filosófico filántropos, gamificaciones en las cuales me quedaría a vivir, un rollito culto friki muy valorable en muchos de los proyectos, APS de esos que te ponen los vellos de punta, comunidades inmensas unidas con un mensaje común,... Realmente, puedo decirlo a lo Blade Runner, he visto cosas que vosotros no creeríais...
Aprendizajes que me llevo de esta experiencia:
- Algo que ya sabía, aunque tuve que revisionarlo para comprenderlo en otra dimensión: los protagonistas del cambio educativo, no somos nosostros, son los alumnos. Aquellos proyectos en los cuales el alumnado era el protagonista, fueron los mejor valorados.
- Los próximos objetivos de aprendizaje en los entornos educativos deberían estar fundamentados en la personalización y la inclusión. Solamente así se podrá cumplir lo anteriormente dicho. Ni la mejor de las metodologías será un éxito, a menos que tratemos de manera individual las diferencias a la hora de afrontar el aprendizaje.
- Sé que esto va a doler, pero en este certamen he aprendido que ninguna
metodología es "la tendencia", por más personas que la usen. La
tendencia educativa siempre será aquella que cumpla el apartado anterior, la que esté al servicio del alumnado. Ni gamificación, ni ABP, ni APS, simplemente aquella que dé valor al alumnado al que vaya dirigida.
- Los proyectos que más llaman la atención (al menos en mi caso) son los de cooperación intercentros o bien aquellos que cuentan con otras entidades (educativas o de diferente tipología), los que trascienden de las paredes del aula y allegan conocimiento a comunidades que no paran de crecer. Mi reconocimiento para aquellos proyectos en los que existe una coordinación entre varios docentes que pierden protagonismo, para dárselo al equipo.
- Más importante que la herramienta digital a emplear, es el cómo la empleas. El que sabe hacer una buena tortilla de patatas, entiende estas palabras, los miembros del jurado de este año, también.
- Un montonazo de nuevas plataformas y herramientas TAC para llevar al aula.
- ¿Qué pasa con Wix? No hay docente que no tenga una web con esta plataforma que es realmente fea en cuestiones de diseño, poco atractiva desde la visión del alumnado y en partes difícil de acceder. Por favor, no más webs educativas sin un diseño gráfico en servicio del alumnado. Espero que no suponga herida esto que comento, a medio camino entre la comedia y la más purita realidad. Si estamos luchando y trabajando a diario por derribar muros haciendo los ambientes educativos más accesibles, con lo virtual también hay una responsabilidad. Estos espacios deben ser accesibles, inclusivos, atractivos, visuales, para todes. Ejemplo de lo que dgo aquí.
Algunos consejos por si quieres presentar tu proyecto a los Premios Espiral 2022:
- Siempre desde mi óptica y primero que nada, léete muy bien las bases del concurso, los objetivos principales y lo que valora la organización para otorgar una peonza. Aunque parezca que cae de cajón, la rúbrica de valoración de proyectos a la que he hecho alusión con anterioridad, está pensada para resaltar una serie de valores, que con una buena lectura, te servirán para concretar tu proyecto.
- Cubre todos los apartados que se te piden para explicar tu proyecto con detalle, pero también con precisión. Realmente a las y los docentes nos gusta enrollarnos hablando de nuestros proyectos (lo digo por experiencia propia) y no siempre nos ajustamos a la información que nos piden. Yo podría estar hablando de patios inclusivos y rediseño de ambientes lúdicos durante días, pero la persona que evalúa no tiene este tiempo para ti y va a ir al grano: objetivos, metodología, manejo de la inclusión, personalización del alumnado, magisto/paidocentrista, impacto,...
- De corazón y sin que ofenda, los likes, visitas al blog o web, premios anteriores, noticias en prensa, etc., no son determinantes. Importa más la influencia en tu alumnado que en los medios.
- No hables de ti, de tu carrera, de tu trayectoria. El premio es a la experiencia educativa. Básico, pero necesario el apunte.
- Muestra las evidencias, no solamente mencionándolas en el proyecto, sino también a través de fotografías, vídeos o cualquier otra herramienta que consideres oportuna. Yo no mencionaría nada que no tenga modo de demostrarse.
- Entiende la categoría a la que presentas tu proyecto. No sé cuáles serán las de la próxima edición, pero la categoría es determinante para puntuar junto con otros proyectos que se presenten a la misma. Escoge siempre aquella que más represente a tu proyecto, no en la que te parezca que tienes más oportunidades o simplemente te llame más la atención.
- Tienes una herramienta de oro para ver qué proyectos triunfan en este certamen, la sección de Didactalia para el Premio Espiral. Te lo pongo fácil, aquí la relación de proyectos finalistas de este año.
Y la peonza de oro es para...
Con toda sinceridad, ser objetiva y querer que ganen tus favoritos no es nada fácil con un jurado tan amplio. Ha habido debate del bueno y educado, desde el más puro respeto interprofesional. Es la parte que más me ha gustado. He aprendido mucho de las aportaciones que hacían los y las miembros del jurado y me llevo un muy grato recuerdo. Decir que ha habido proyectos que me encantaban y que no han pasado a la final, que mi corazón se quedó con uno de ellos que siendo muy modesto, me habló de EDUCACIÓN, así con mayúsculas. Peeero jamás se lo podré decir a la docente que lo articuló, pues lo que se habló y se evaluó con el jurado, allí se queda. Decir también que valoré, tanto en la rúbrica, como de corazón, a aquellos proyectos que hablaban de atención a la diversidad funcional y también a la diversidad afectivo sexual desde un prisma abierto. Algunos no han ganado, pero me servirán de ejemplo e inspiración en mi práctica docente.
No hay proyecto perfecto. Es muy difícil ser inclusivo, tecnológico efectivo, dar el protagonismo al alumnado y crear impacto en su aprendizaje, personalizar desde las necesidades de este mismo, y un gran etcétera lleno de posibilidades. Por lo general, los proyectos se destacan en alguna parte específica, pudiendo ser buenos en la gran mayoría, pero imposible encontrar el proyecto perfecto. Sin embargo, todos aquellos a los que di la mayor de mis puntuaciones son para mí, una meta difícil de alcanzar en lo personal, y un incentivo para mejorar en mi práctica educativa.
Me siento orgullosa del nivel educativo del certamen, de la calidad docente española, y de poder formar parte de manera activa de este proceso. Es un momento dulce para la pedagogía en España, y estos premios evidencian su calidad y mejora constantes. Digámoslo antes de que lo digan otros, se están haciendo muy bien las cosas.
Un último recuerdo de esta experiencia para la gala de premiados, en la que me emocioné en cada momento por las personas que obtuvieron las peonzas y menciones, y especialmente con los discursos de los galardonados. Ver la emoción en estas compañeras y compañeros, su alegría de ver reconocido el duro trabajo en este curso académico tan especial, vivir este momento...
Estimar el esfuerzo muy por encima del galardón, ¿no es éste el mejor medio de exaltar la virtud?
✔ Confucio.
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