Crianza miércoles, 9 de septiembre de 2015

CUANDO LA MUERTE DE UN NIÑO SE HACE VIRAL. INTELIGENCIA COLECTIVA.

Te prevengo desde ya. Este texto no va a ser fácil de leer. No vas a encontrar ni imágenes, ni vídeos, ni frases motivadoras, sólo letras.


Realmente, cuando la muerte de un niño se hace viral, te das cuenta de que algo sucede en este desquiciado mundo lo suficientemente profundo como para que nos preguntemos a dónde nos lleva la web 2.0.

Mientras escribo hoy, escucho la respiración profunda y relajada de mi hijo dormido y como tantas noches no puedo conciliar el sueño. No puedo concebir que esa imagen (que no es necesario que te describa, pues ya sabes cuál es) se haya popularizado mediante los medios de comunicación e informáticos. Siento que allá donde me encuentre (en las redes sociales, en la televisión, en la prensa escrita, en las cafeterías, en cualquier lugar) tengo que rememorar esa escena de playa macabra, resultado del odio y la inconsciencia más radicales de nuestra especie. 

Y no es nada que no haya visto antes, que todos hayamos visto. Una simple imagen que denuncia una situación que no es única, sino por desgracia, habitual en nuestros días. La muerte sistemática de niños y niñas allá donde exista la inocencia, es un hecho normalizado. Lo sabemos, pero tratamos de evitarlo porque nos es molesto el tener que admitir que como que somos depredadores y los más jóvenes acostumbran a pagar nuestros platos rotos.

Pero volvamos con esta imagen que no me deja dormir, supongo, porque algo queda en mí de remordimiento o de culpa ante una situación en la que todos tenemos parte. Esta imagen que pasará a la historia como esas abanderadas de un gran movimiento social. La que quizás gane premios. Esa imagen que todos hemos compartido hasta lograr que se torne viral. Esta imagen que no me deja dormir, me recuerda una vez más, cómo hemos destrozado la idea de inteligencia colectiva.


La inteligencia colectiva.


La inteligencia colectiva, como todos los subtipos de inteligencia actuales desligados del concepto tradicionalista del fenómeno, tiene una vida relativamente corta. Sobre unos treinta años atrás. Y está ligada al mundo social integrado dentro de las nuevas tecnologías. Es un concepto creciente en el marco de la sociología más reciente y tiene una aplicación que va más allá de toda cultura.

Un nuevo espacio antropológico-cultural ha surgido fruto de la interacción en el ciberespacio mediante el manejo del conocimiento. Los avances informáticos han supuesto un despliegue de información compartida que circula por la red. Atendemos a un nuevo despertar en el modo de aprendizaje y manejo de la información, y por más que en lo educativo se sigan proponiendo listas interminables de adquisición de libros, el contenido informatizado es inmensamente superior y gratuito. El cambio es inminente, y hasta los más reticentes lo aseveran. Adquirimos nuevos conocimientos a diario y a golpe de clic. Un nuevo modo de inteligencia impera, la inteligencia colectiva.

El universo wiki ha superado toda expectativa mediante la unión de expertos y gente reflexiva que aúna su información para un uso común. El aprendizaje universal. Está omnipresente y es de acceso gratuito sin importar la clase social o cualquier otra diferencia individual.

Con este tipo de aprendizaje se manifiesta una metáfora simbiótica. Yo me sirvo de lo que tú compartes en la red para aprender, para divertirme, para conocer nuevos mundos; y tú, te vales de lo que yo aporto. Lo mejor de la inteligencia colectiva es el anonimato. Pasamos a ser factores de un producto común y nuestros conocimientos sirven para el beneficio de todos.

Pero por desgracia, la libertad a la hora de generar contenidos en el mundo 2.0 también nos acerca al lado más cruel de nosotros mismos. Compartimos experiencias personales para el lucimiento más narcisista y nos olvidamos fácilmente del aprendizaje que puedan generar, del ejemplo o de quién está detrás observando. 

Viral.

El adjetivo viral nos recuerda lo que pertenece a los virus, lo que es vírico. Por ende, no parece ser nada bueno en un principio. 

Todos conocemos el significado que tiene en la red algo viral. Está en todas partes, todos hablan de ello, se comparte, se comenta, se critica, se adora, nunca es indiferente. El marketing viral se aprovecha de las emociones más humanas para introducirse en las redes sociales y generar una marca, alguien a quien seguir. Y seguir, en la actualidad, se traduce en dinero, popularidad, conocimiento o incluso prestigio.

Atrás quedaron aquellos años en los cuales un vídeo viral era simplemente algo que te hacía reír. Un vídeo de primera que comentabas con tus amigos entre risas ahogadas, e inmediatamente después, quedaba olvidado.

Compartimos lo que somos.

Quizás esta reflexión tan drástica sobre la inteligencia colectiva y el fenómeno viral desde el prisma de una voz más dentro de esta blogosfera será a tu parecer algo incoherente, pero lo cierto es que me criticaría si compartiese algo que no soy.

Constantemente exhibimos una vida, unas ideas, unas creencias en las redes sociales y otros lugares en la red que nos definen en cierto modo, sin perder nunca el sentido real de nuestra esencia. 

Pero no entiendo el sentido de rememorar una muerte una y otra vez si no es por algo. Y quizás pienses, yo compartí esa foto, y lo hice por algo. Lo hice porque es un modo de concienciar. Quizás pienses que es un modo de denuncia. Pero lo cierto es, que hay millones de muertes que no hemos denunciado. Y también son niños. Y también son inmigrantes. Y fueron y serán y son, olvidados. 



Y vuelvo al principio, y repito, lo siento. Supongo que no ha sido fácil leer esto sin ninguna imagen de apoyo. No tan fácil sin esos recursos tan atractivos que enriquecen un texto y que lo hacen más digital, más cercano al público 2.0, pero necesitaba hacer esto sólo con la letra. Necesitaba colaborar a mi manera. Decir, escribir, denunciar, que no entiendo como hemos dejado que nuestra inteligencia colectiva se torne en propaganda, se torne en algo oscuro. Que debemos ser responsables con el entorno digital. Y no me mal interpretes, creo en la libertad de expresión y la red es un lugar en el cual puedes encontrar aquello que la televisión no te enseña, pero también es nuestro deber entregar lo que somos en cada post, en cada estado, en cada bit.

Compartir para crecer, para que crezca nuestra inteligencia colectiva y no el desánimo, nunca el morbo, jamás el amarillismo y siempre, la verdad.


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