Educación viernes, 3 de abril de 2015

EL EFECTO PIGMALIÓN. CREER EN TODOS, CREER EN UNO MISMO.


Sobre estas fechas, mes arriba, mes abajo, se cumplen 11 años desde el primer día en que comencé mi andadura en el mejor trabajo del mundo.


La escuela pública.


Para mí es un privilegio formar parte de un conjunto de profesionales de los cuales he aprendido mucho a nivel laboral y aun más como persona. Por eso, me gustaría hablar hoy del Efecto Pigmalión, resaltando las concepciones positivas del fenómeno. Algo más propio de esta atención selectiva que tengo últimamente para las cosas buenas, dejando que otros pensamientos queden más en un segundo plano. Funciona, ¡te lo garantizo (otro día hablaremos de esto)! Pero vamos allá.







Es triste pensar que nuestros destinos ya están escritos, que pese a todos nuestros esfuerzos por tratar de conducir nuestra existencia, ésta ya tiene un porqué preestablecido. Aun así, desde que somos niños, la sociedad no nos ayuda mucho, etiquetándonos drásticamente.


El empollón,
La gordita,
La más popular,
El tonto,
Cara cráter,
No sabe ni hacer la o con un canuto,
El hijo de,
La sabelotodo,
El superdotado,...




 
Si tú también tenías tu lugar social, o todavía lo tienes...


El mandamás,
La trepas,
La hija de,
El cotilla,
La facilona,  
Enchufado, 
Listillo,
La pesimista,
El creído,... 
 
 


 
 
 ...Debes saber, que este tipo de prejuicios pueden ser determinantes a lo largo de tu vida.
 
 

El Efecto Pigmalión.



El efecto Pigmalión se da cuando una persona genera una serie de expectativas sobre otra, provocando un giro en el rendimiento de ésta última. Esto es tal que, suponiendo unas ideas o creencias sobre alguien con quien interactuamos, éste llega a asimilar como ciertas estas creencias, modificando así su comportamiento.


Por ejemplo, si nuestro jefe siempre nos está diciendo que nuestro trabajo es pésimo, sin aportar ni un sólo resquicio positivo o constructivo en sus críticas, con toda probabilidad, acabaremos realizando un mal trabajo.


La relación con la enseñanza es más que obvia.



En 1968, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson realizaron un experimento en una escuela californiana al que dieron el nombre de Efecto Pigmalión. En este popular experimento, los autores explicaron al profesorado de dicho colegio que una serie de alumnos (que escogieron al azar), poseían un alto nivel de capacidad y rendimiento en su estudio, basándose en la aplicación de un test de inteligencia.


Pero esta información era falsa.


El caso es, que estos alumnos mejoraron notablemente su rendimiento académico. Las expectativas que sus maestros tenían sobre ellos, por la información ficticia que introdujeron los investigadores, generó que estos alumnos las percibieran y cambiasen así su conducta.


Es decir, se puede crear a alguien capaz con la motivación suficiente. Claro que también es posible destruirlo.









Los experimentos sobre el efecto Pigmalión, vinieron a determinar que las expectativas de los profesores sobre sus alumnos son determinantes en su desarrollo escolar. Pero, me vuelvo al principio.


Una sociedad que se mueve a base de estereotipos y prejuicios de todo tipo (de género, de raza, de religión, culturales, sociales, etc.) como medio para generalizar la información que recibe y ahorrar espacio en el almacenamiento a nivel cerebral (en otras entradas hemos hablado de los esquemas); es una sociedad a la que le es más cómodo juzgar.


Por la apariencia (recuerda el efecto halo),
por el resultado de un examen,
por la procedencia,
por la familia de origen, 
por el género,
por tener una habilidad concreta,...


Y la solución, es tan sencilla y tan compleja al mismo tiempo, como creer. Claro que para eso, necesitamos vencer nuestros esquemas preconcebidos, fomentar nuestra propia autoestima para poder trabajar con la de nuestros alumnos.


Claro, que no podemos dejar esto aquí. Cada vez que estamos estigmatizado a alguien con un estereotipo o prejuicio, favorecemos el Efecto Pigmalión negativo. Creer, pero creer en todos. No resulta fácil creer en la clase política o en los hombres y mujeres que se encargan de la justicia hoy en día. Pero creer en el ser humano es importante para poder utilizar el Efecto Pigmalión a nuestra ventaja.





Creer en todos.


Creer en uno mismo.

Creer, es crear.


      

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5 comments

  1. HERMOSO REPORTAJE, viendolo desde la física nos dice Eienstein lo mismo... es genial hacer conciencia de ello cuando más lo transmito es mejor.. que más personas conozcan esto

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    1. ¡Gracias por pasarte, Teresa! Y también por tu reflexión. Bonita cita. A por el mayor número de personas que podamos entre todos ¡¡Saludos!!

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    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Excelentes reflexiones acerca del efeco Pigmalión. Recuerdo mi época de E.G.B.(ya peino unas cuantas primaveras...), cuando los diferentes ciclos eran divididos en subgrupos A y B, así existían los de 1ª A y 2º B... hasta octavo de básica. La leyenda decía que los del grupo A eran mejores estudiantes que los del grupo B, y así, parece ser, se demostraba estadísticamente en las notas.

    No tengo experiencia como docente de jóvenes, pero espero que esa barbaridad ahora no siga vigente, es un modo perversamente sutil de dividir a "mejores" de "peores", pero también de estigamtizar en la identidad a niños en unas edades muy influenciables.

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    Respuestas
    1. ¡Hola, Josep! Primero que nada disculpa la tardanza. Tengo algunos problemillas técnicos en los comentarios del blog.

      Pues efectivamente también yo recuerdo esa leyenda urbana. Lo lamentable es que si eras de B, efectivamente te creías inferior, y por mera porfecía autocumplida tus calificaciones no eran las mejores.

      Y efectivamente, creo que la nueva modalidad del efecto Pigmalión según la clase de procedencia son las secciones bilingües en Educación Secundaria. Si perteneces a una de estas clases eres "superior" intelectualemnet hablando, pues sólo los mejores expedientes acceden a este tipo de educación. Vamos, que les servimos a los chicos un Efecto Pigmalión en bandeja. Mucho me temo, Josep, que mucho nos queda por trabajar para que la enseñanza en nuestro país, así como en muchos otras, sea equitativa.

      Gracias por tu interesante aportación y sé bienvenido a La atención selectiva.

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