Educación domingo, 11 de septiembre de 2016

ROMPIENDO LAS NORMAS, EL PRIMER DÍA DE CLASE.


Mañana. 


Ese esperado día llega por fin, mañana. Los pasillos vacíos y asonoros del colegio, del instituto, del ala de Infantil; empiezan a cobrar vida entre gritos y risas. Vuelven a las aulas sus protagonistas y un nuevo curso, que podría ser determinante a lo largo de sus vidas, se inicia. Nervios, alegría y reencuentros en el día favorito de alumnos y profesores. 

El primer día.

¿Y qué se hace el primer día? Seguramente a tu cabeza vendrán mil ejemplos. Desde el nada más rotundo, hasta el empezar cuanto antes la materia, pasando por todo un abanico de nuevas posibilidades para este día tan especial. Los maestros y profesores ultiman hoy en sus casas, las actividades que les garanticen de este primer día, un momento especial y proactivo con vistas de futuro. Quizás una charla motivadora, quizás un relato con aprendizaje, quizás una actividad lúdica de socialización. El caso es que este día no pasa inadvertido para el profesorado que quiere dar una buena impresión a sus alumnos, o simplemente tener un comienzo positivo. El curso será (como siempre) duro y largo, así que el día de mañana, es especial, para comenzar con ánimo y buenos propósitos. Como si fuese año nuevo, porque en la vida del maestro los años se miden en cursos.

A mí me gusta especialmente este día, por eso ya tengo planificada mi primera sesión. Este año, comenzaré junto con el alumnado de mi nueva tutoría, rompiendo las normas. 

Rompiendo las normas, el primer día de clase.





Como profesora, debo reconocer, algo desordenada; siempre me ha gustado empezar la primera clase del curso con un repaso de las normas. Me ha parecido siempre de recibo hacer a los niños conscientes de su importancia y de su valor; pues como miembro de la sociedad a la que accederán en unos años, considero deberán reconocer su funcionalidad para promover una buena convivencia. He realizado multitud de experiencias relacionadas con las normas en los inicios de los cursos, firmando manifiestos, aprobando por unanimidad decálogos, llevando a asamblea normativas, dramatizando, creando murales, inventando o simplemente leyendo, qué se yo. El caso es que me parece una buena manera de iniciar el curso. Bueno, me parecía.

Y sí, digo parecía, porque muchas de las normas a las que hago alusión, han ido perdiendo parte del encanto que hasta ahora tenían para mí. Un claro ejemplo de esto que trato de expresar, sería esa tan manida norma de no correr por los pasillos. Se pone la norma, se racionaliza y se aprende, y luego yo soy la primera que con las prisas de llegar a tiempo a las diferentes clases, o bien por el dinamismo de esta profesión, voy por el colegio cual Correcaminos. ¿Cómo pedir que se respete una norma que yo misma transgredo en menos que canta un gallo? Que no, que es mejor romperlas. O lo de llegar puntuales, que sería otro buen ejemplo. Lo dices por activa y por pasiva el primer día, insistes durante el curso, anotas las faltas de puntualidad en el registro del aula,..., pero siempre habrá una familia (porque evidentemente no se puede responsabilizar únicamente al alumnado de esto) que llegue tarde. 

No. Este año no. Este año, mi primer y ansiado día, lo dedicaré a romper las normas y estáis todos avisados. Eso sí, lo haré de un modo constructivo, pues como decía, el orden me parece fndamental en el aula. Y, ¿cómo romper las normas de un modo cronstructivo? Pues desaciéndonos de lo viejo y creando algo nuevo. Algo diferente. Normas nuevas, para nuevos días en las aulas. Normas diferentes, que enganchen a los niños, que se recuerden. Normas divertidas y también serias, para recurrir a ellas en cualquier momento del curso. Unas normas de las cuales sentirnos orgullosos, para poner en la corchera y para cumplir con libertad.

Allá van.


Puedes y debes hacerlo mejor. Mañana comenzaré esta nueva aventura 2016-17 con esta  norma base. Este año estoy decidida a infundar motivación en mis alumnos para que consigan autorrealizarse a su corta edad. Seré especialmente incisiva en la importancia de perfeccionarse, de no contentarse con el primer resultado, de seguir investigando, mejorando y avanzando hasta donde puedan. Mi corazón de coach lo emplearé para poner un poco de visión positiva en el día a día. Y sabes que, pueden...


Este nuevo curso intentaré que mi clase sea lo más proactiva que pueda. Basta de quejas, de conflictos, de rencillas. Procuraré, es más, procuraremos, aportar soluciones a los problemas que se avecinen a lo largo del curso. No habrá (cruzo los dedos) más quejas, o al menos, no tantas como antes. Premiaré a los alumnos que procuren ser resolutivos. Y sabes que, lo serán...


Vale, aquí me pillas un poco, porque esta es una norma algo modificada, pero vieja. Eso sí, incidiremos mañana en la importancia de que si todos somos iguales, cualquier falta de respeto será una mancha en nuestro honor. Sea cual sea y de la magnitud que suponga. Resperar de un modo coherente y simple. Respetar del modo que nos gustaría que nos respetasen. Y sabes que, funciona...


Esta norma me encanta y es muy propia de la escuela pública, a mi parecer. Quizás no lo entiendan mañana, pero lo comprenderán. Un mueble, una silla, una mesa, una ventana, el encerado o el ordenador están en su colegio para durar el mayor tiempo posible. Decirles "tu mesa" es ridículo. No es lo mismo que tu estuche. Y no lo es por una simple razón. La escuela pública la mantenemos todos. Tenemos la obligación de ser responsables con nuestros recursos porque muchos aportan de su economía para que los disfruten los niños. Y sabes que, nosotros también...


Llegarán esos momentos. Esos momentos en los que interrumpan, como es natural. Esos momentos en los cuales quieran compartir con toda la clase sus inquietudes, sus preocupaciones o incluso sus chistes. Pero el tiempo de clase es limitado y por desgracia no siempre lo que aporten será significativo o tendrá que ver con la dinámica de la clase. No me malinterpretes, me gusta que sean activos, que participen; pero deben aprender a guardar silencio también. Porque en esta vida uno no puede hablar siempre, o no es aconsajable, o dependiendo del cotexto no es apropiado, o simplemente no es la mejor opción. Por tanto, este año procuraré que se sientan con la convicción de que lo que aporten sea positivo para la marcha de la clase. Y sabes que, lo será.


Mucho mejor que el clásico "debes ser puntual". Se trata de hacer comprender que llegar tarde un minuto, es un minuto de conocimiento que se pierde. Se perdió el contenido, la experiencia, la actividad, el derecho. Y sabes que, nunca se recupera...


Fundamental. Preguntar las dudas siempre, porque en el momento en el cual no se preguntan, se pierde toda la mañana de trabajo y otra vez vuelta a empezar. Y que conste, que entiendo a los chicos, porque muchas veces estamos tan estresados, haciendo mil actividades a la vez... Que si corrige, atiende al que pide para ir al baño, prepara la sigiente actividad, enciende el ordenador, recorta para la clase de plástica, llama la atención del que no se comporta, anda en monociclo mientas haces malabares,... ¿Quién le preguntaría nada a alguien a quien vemos saturado? Pues es que esta norma no es para ellos, es para ti. Y lo sabes...


Porque es un hecho más que confirmado que pedir disculpas ayuda a confrontar nuestro sentimiento de culpa y perdonar, acerca a la felicidad. La de problemas futuros que se arreglan con esta norma... Y sabes que, eso queda para siempre...


Y ahora dirás: claro, ella es desordenada, pero les pide orden a los niños... Pues sí. Jamás querría que mis alumnos cometiesen mis fallos. Sé de la importancia de ser ordenado pues el orden es algo que necesito para ser más eficaz. Y sabes que, ellos lo sabrán también...


Y para finalizar, simplemente, cumplir las normas. 

Si en este momento sientes que te han dado gato por liebre, quizás tengas razón. Sacar unas normas para cumplir otras... Vaya incongruencia. De hecho, puedes estar de acuerdo con estas normas o puede que no. Como también pueden ser estas como pueden ser otras. Quizás pienses, a mí lo de ordenar o hablar en imperativo... O quizás, que no son serias, o que no son eficaces. A lo mejor, te parecen ridículas o incluso ñoñas. Si ese es tu caso, te digo desde ya, que no son más que una sinple actividad, unas normas. Las mismas que quizás rompa para el año. ¿Porqué no?

Y sabes que,  quizás las rompa...


Las normas establecidas con razón y con justicia, pueden dejar de ser útiles al cambiar las circunstancias, pero al permitir que continúen vigentes por la fuerza de la inercia, entonces, no sólo es justo, sino también útil, quebrantar aquellas que nos anuncian el hecho de que son inútiles, o incluso realmente perjudiciales.

Isaac Asimov


¡Buen inicio de curso! 

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