Educación domingo, 18 de febrero de 2018

Plan didáctico para crear debates con niños

Debatir es un ejercicio que nos acerca a numerosos aprendizajes. Desde el fomento del respeto de las ideas a la libertad de expresión en un formato democrático, pasando toda una serie de contenidos relacionados con el desarrollo de la expresión oral, el aumento de vocabulario, el trabajo interdisciplinar, etc. Pero el debate tiene cierta mala fama, quizás impulsado por el ideal de tertulia que nos venden los medios de comunicación, o quizás por su mero desconocimiento.

Allá donde se geste un grupo social, habrá debate, por tanto es más que aconsejable su uso para que los procesos de participación se den de un modo pacífico y tolerante. Especialmente en el caso de la escuela, pero también en otros contextos sociales donde los protagonistas son niños o adolescentes, el trabajo del debate es fundamental para ayudar a crear conciencias de respeto cívico social.

El debate se puede plantear como un trabajo individual, con una disertación de a dos; o desde el trabajo cooperativo, formando dos grupos que preparan una temática dada para discutir con el equipo contrario. En todo caso, se presupone dentro del debate ejercido para cada niño o grupo, tres momentos clave: la presentación o contextualización de la temática, el desarrollo del tema y las conclusiones o alegatos finales.

Se puede elegir si después de cada una de las partes, el equipo o niño interlocutor puede hacer preguntas, el tiempo de ejecución de intervenciones y respuestas o incluso si pudiera existir el elemento público. En el caso de fomentar el debate en el aula, éste resulta un contexto donde es fácil crear un público que intervenga a modo de preguntas, para favorecer un final donde se concluya con argumentos grupales y ambas partes lleguen a tomar acuerdos. Personalmente prefiero esta opción, y no que el público decida quién es el "vencedor" en el debate. Sólo se gana si se llega a un acuerdo, cediendo, escuchando, aportando y colaborando; aunque insisto, esta es una visión personal.

Desde Atención Selectiva siempre hemos defendido que a los niños, si se les da la oportunidad de hablar y debatir sobre todas aquellas cosas que forman parte de su mundo cotidiano (ejemplos de los que hemos tratado: niños y política, niños y prejuicio, niños y terrorismo,...), pueden sorprendernos sus respuestas adultas y maduras. Así que si estás valorando implementar el debate educativo en tu aula, con tu grupo escolar, en tu casa con tus hijos, en tu equipo deportivo, etc.; te animo a que te quedes y le eches un ojo a este Plan didáctico que hemos diseñado para crear debate sano con niños. Y como viene siendo de costumbre, nos apoyamos en una infografía diseñada desde la plataforma Piktochart.



Allá vamos.

Prepara previamente la temática.


En un debate con niños, el adulto es, generalmente, el moderador, la figura que trata de equiparar las posturas para que estas sean correctas y así poder llegar a un acuerdo final o conclusiones. Para que un debate se desenvuelva en esta línea es importante prepararlo con antelación. Deberemos dar a conocer la temática a los niños con el tiempo suficiente para que se familiaricen con ella y desarrollen una opinión al respecto.

Es interesante, como ejercicio de partida, la realización de presentaciones de temáticas dadas. De este modo, el niño estará habituado a expresarse con propiedad públicamente, a analizar y sintetizar información relevante, a dominar la oratoria en relación a modos de presentarse, argumentar, concluir, etc.

Cuando la presentación de un tema trabajado está dominada, la introducción del debate formal es más sencilla, pues el niño conoce el modo de búsqueda de información necesaria, su síntesis, el aprovechamiento de datos relevantes, etc. En este momento es importante trabajar con los niños en la formación de sus propias opiniones ayudándoles a analizar la información de una manera crítica, empleando diferentes materiales (periódicos, Internet, revistas, libros, enciclopedias), corroborando datos, etc.

Fomenta la escucha activa.


Generalmente a los niños incluso más pequeños les encanta debatir, pero no es lo mismo debatir que dar tu opinión. Para ello es necesario escuchar. Si no fomentamos la escucha activa en el aula, difícilmente podremos conseguir que se establezca el buen debate, aquel en el que las posturas se complementan para llegar a un acuerdo y sumar puntos de vista.

Se puede promover la escucha activa desde la toma de conciencia de la palabra, desarrollando la audición. Los comentarios de texto desde una audición también ayudan a manejar este tipo de concentración tan necesario para los niños de hoy en día, que quizás gozando de protagonismos típicos de la edad y del momento que les toca vivir, no suelen estar muy acostumbrados a escuchar con atención. Otro tipo de audiciones irían desde las obras teatro hasta la música. En un mundo tan visual, nos estamos dejando de lado un elemento clave en la comunicación como es la escucha, por tanto ésta debe ser trabajada para su desarrollo más óptimo.

Establece normas y rutinas.


Para crear un buen debate será necesario establecer claramente los tiempos de intervención, siempre en función de la edad de los niños. Además, deberemos clarificar cómo serán las intervenciones. No es lo mismo crear un debate con una única exposición de argumentos, que favorecer la réplica a estos o debatir idea por idea hasta llegar a una conclusión final. Como te comentaba previamente, también será necesario que se establezcan los turnos de preguntas y quién las formule, así como todas las consignas establecidas. Las normas deberán ser conocidas de antemano para que los niños lo tengan en cuenta a la hora de preparar el debate. Así, practicaran previamente amoldándose al tiempo que se establezca para cada turno, si se reparten los argumentos o eligen a un portavoz, etc.

Igualmente deberán tener en cuenta las normas de respeto en los turnos de palabra, debiendo quedar bien claro desde el principio si el incumplimiento de este tipo de reglas pueda tener una penalización, por ejemplo perder un turno de expresión o una disminución del tiempo disponible.

Contextualiza con el currículum.


El debate es un recurso que nos ayuda para alcanzar múltiples estándares de aprendizaje relacionados con diferentes materias. Desde su perspectiva competencial nos ayuda a mejorar en el ámbito lingüístico por su relación con la expresión oral. De este modo, se desenvuelven de un modo activo aprendizajes relacionados con el vocabulario, la sintaxis, la argumentación, la expresión oral, etc.

Pero además, cualquier temática relacionada con cualquier otra materia puede ser empleada para trabajar de un modo globalizado. Debatir sobre los beneficios del reciclado, o sobre la importancia de industrialización, o incluso sobre la aplicabilidad de la regla de tres en la vida cotidiana, son ejemplos de debates con los que además de mejorar la competencia lingüística se está promoviendo ma mejora de otro tipo de competencias.

Con relación a la competencia de aprender a aprender, más concretamente, el debate es un método de aprendizaje que ayuda a estructurar, resumir y organizar ideas, y no sólo las resultantes de la preparación de su punto de vista sino también de las que escucha. Al niño que debate se le entrena para que seleccione información relevante de su compañero en el momento de la escucha, por tanto en este momento, se favorece de manera importante la atención selectiva.

Otras competencias como la digital se verán reforzadas en el trabajo de la búsqueda de información.


Favorece la autoconfianza.


Sin embargo, a pesar de los beneficios y de la riqueza de este recurso, será necesario trabajar también la autoconfianza de los niños si queremos que los debates estén equiparados y sean armónicos. Hay que tener en cuenta que los debates son, en muchas ocasiones, los desencadenantes de prejuicios, vergüenzas e ideas preconcebidas y limitantes sobre uno mismo. Es natural que al principio les cueste a niños que no están habituados a hablar en público o que no les guste ser el centro de atención.

En todo caso, será positivo mostrar el talento de cada uno con sus puntos fuertes en el ejercicio de la oratoria, que pueden ir desde una modulación concreta de la voz, el énfasis en las pausas, una pasión desmedida, una tranquilidad aplastante en las réplicas,... Cada niño tiene su estilo.

Potencia un buen clima y deportividad en el aula.


Para no tener momentos incómodos o enfados entre participantes, es necesario establecer un buen clima ambiental. En el caso de debates escolares es fundamental que exista un trabajo previo de habilidades sociales, trabajo de grupo y de relación entre iguales. Es decir, es necesario que el aula tenga una convivencia trabajada. Plantear el debate con un grupo desestructurado, donde es habitual que se sucedan conflictos desde lo cotidiano, no es muy recomendable.

Por otro lado, la comparativa con la deportividad a la hora de afrontar la superioridad del otro en el debate, es muy importante. Es necesario hacer entrever que en un debate no hay ganadores ni derrotados y que es más importante mostrar respeto por el interlocutor que simplemente llevar la razón.

Es importante también favorecer el clima del mismo debate, colocando y empleando los materiales de los que disponemos para su optimización. Reestructurar mesas y sillas, facilitar libros de consulta y tablets u ordenadores, emplear blocs de notas y post-its para la organización de la información, o incluso, ¿por qué no?, emplear vasos y botellas de agua para hidratarse serán elementos a tener en cuenta para que el ambiente sea lo más ideal posible.

Procura llegar a un acuerdo o conclusión grupal.


Dentro de las normas y rutinas que especifiques para tu propio debate, procura llegar a un acuerdo entre las partes. Tanto si es un debate a dos, como si es un debate entre todo el grupo, es importante llegar a acuerdos en los que encontrar posturas comunes. De esta manera se estará trabajando de modo cooperativo y democrático, lo cual proveerá de estrategias sociales a los niños que lo empleen.

Trabaja la creatividad y la improvisación.


Los debates a día de hoy también deben de tener algo del momento en el cual vivimos. El elemento creativo debiera estar inherente a todo tipo de aprendizajes competenciales en la actualidad y por ende, esto es también extrapolable al debate. Dar ese toque de espontaneidad, de frescura, aportar un dato diferenciador, emplear una referencia distinta (un poema, una canción, un rap, una dramatización, etc.), serán un modo de crear debate, más que de hablar por hablar. Y buscar elementos como el discurso motivador, como el manejo de las emociones, de que el oyente sienta empatía con tu relato y no perder la postura, no están reñidos con la improvisación. Esta puede ser una gran aliada para el manejo de la oratoria y es el preludio del dominio de la expresión oral.



Y por el momento, esto es todo. Así que si te has decidido a emplear el debate en tu aula, con tu grupo de treatro, con tus hijos, en una fiesta, ya tienes tu plan didáctico para que todo vaya sobre ruedas y recuerda:

La meta de una discusión o debate no debería ser la victoria, sino el progreso.

✔Joseph Joubert.


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