Educación domingo, 25 de septiembre de 2016

EL EFECTO BANDWAGON Y EL CAMBIO EDUCATIVO.


¿Qué tienen en común Los Beatles, la gomina, Gran Hermano y el cambio educativo?


El efecto Bandwagon.


Recientemente, lo que se dice de unos años hasta la actualidad, podrás leer, escuchar, ver e incluso opinar sobre uno de los fenómenos mediáticos más representativos en materia de educación. El cambio educativo. Como si de una revolución ideológico paradigmática se tratase, como la transformación social propulsada por el paidocentrismo, como la sedición de las TICs en el aula, como la implementación de la educación emocional y las inteligencias múltiples; el cambio educativo se presenta en nuestros días como un nuevo modelo de entender la educación. Pero..., ¿en qué consiste exactamente este cambio? ¿Qué propone? ¿Qué nuevas mejoras o mediante qué nuevos métodos se nos muestra?

Incógnitas que según para cada quién tendrán una diferente respuesta, pero que no pasarán inadvertidas para los se dediquen profesionalmente al mundo de la enseñanza, para esos maestros y profesores más activos en la redes sociales, para la madre y para el padre aficionados al proceso educativo de la infancia, para el blogger que lo escribe, para el lector que lo investiga, para ti en este momento, para mí misma, y un kilométrico etcétera.  

El cambio educativo está en boca de todos. Atendemos a un momento de transformaciones sistémico sociales y tecnológico culturales que lo avalan, pero ni siquiera existe un consenso a la hora de atribuir ese protagonismo que lo lidere. ¿Debe partir de los maestros y profesores? ¿Es responsabilidad de la sociedad? O simplemente, ¿es una responsabilidad estatal, por ser nuestros dignatarios los que realizan las leyes educativas y transforman y ordenan ideológicamente, haciendo oídos sordos a la ciudadanía?

Muchas incógnitas para una idea, una noción en auge. Un concepto, se podría decir también de moda. Una consideración a la cual unirse o criticar. Un dualismo, como hemos comentado en otras ocasiones, que hace que como individuo social te posiciones de inmediato hasta el punto de polarizar las opciones de respuesta (hablamos de este tema AQUÍ, en relación a las actividades extracurriculares o deberes y AQUÍ, en cuanto a corrientes en educación y lo que apellidamos en su día como bipartidismo educativo).

Pero, ¿por qué es tan importante este cambio? Y lo que me parece más interesante en este momento, ¿por qué todo el mundo quiere hablar de este cambio?

 




El efecto Bandwagon.


El efecto psicológico bautizado como Bandwagon en alusión a las carrozas estadounidenses de las comitivas presidenciales en días de festividad, nos muestra el lado más simple de nuestra psique a la hora de tomar decisiones. Este efecto íntimamente relacionado con el fenómeno social de la moda, consiste en la asunción de una idea por el simple hecho de estar en boca de todos. Es decir, es una reacción que se produce cuando una persona o grupo social siguen un comportamiento o pauta de acción de un modelo que consideran mayoritario. En nuestra concepción, seguimos una serie de modas sociales porque consideramos que si una gran mayoría así lo hacen, nosotros debemos imitar la conducta predominante. Aunque creas que no lo haces, en realidad tu cerebro está diseñado para actuar así. Nuestro sentido más primitivo de pertenencia al grupo hace que nos sumemos a ideologías, modas, estilos de vida, etc. 

La coloquial expresión "subirse al carro", ejemplificaría este efecto Bandwagon que nos afecta en todos los planos de nuestra realidad. Por eso yo me pregunto, ¿nos estamos subiendo al carro del cambio educativo?





El cambio educativo, un modelo de comportamiento gregario o una necesidad.


El lado más despectivo del efecto Bandwagon se da cuando el comportamiento a seguir es desordenado y sin un propósito firme, sin planificación; tal y como se comportaría un animal en una manada, actuando como el resto. Es decir, manteniendo un comportamiento gregario. 

Si el cambio educativo es tan importante e inminente y es una realidad que a todos afecta; necesita de más soluciones y de menos  citas. Este cambio sistémico que promovemos muchos educadores (entre los cuáles por qué no decirlo, yo también me encuentro), no puede estar supeditado a las modas o a lo que decida la mayoría. Este tan sonado cambio, deberá afrontarse desde la proactividad y desde la cooperación, planificando y resolviendo de un modo consciente todo su proceso. Deberá pues, estar lejos de toda especulación y argumento falto de constatación científica, guardando siempre un respeto por el rigor. 

La educación no es una moda, no es un fenómeno cercano a una opinión gregaria de las masas. La educación es mucho más y una responsabilidad de todos. No mencionemos ni citemos este cambio como algo superfluo o frívolo. Es importante y necesario. No hagamos de esta construcción un nuevo fenómeno fan, una camiseta de moda, un nuevo programa de televisión del que todos hablan. No caigamos con algo tan importante como la educación, en el efecto Bandwagon.






Las modas son legítimas en las cosas menores, como el vestido. En el pensamiento y en el arte son abominables.

Ernesto Sábato.
 

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