Educación lunes, 21 de marzo de 2016

INCLUSIÓN, EL ANTÍDOTO PARA LA CONVIVENCIA.

Me siento identificada con ese grupo de personas que tienen la firme idea que atestigua que la salud emocional debe ser prioritaria en nuestras vidas. Nuestra felicidad, se impone incluso muchas veces a las dolencias físicas (dentro de un rango y huyendo de toda frivolidad), permitiendo esa lucha anímica que nos impulsa a superaremos. En este sentido, lo social, aquello que incide en lo personal, cobra una importancia vital en la convivencia pacífica y feliz. Y de este modo, incide directamente en nuestra salud emocional.


Así es. Lo emocional es la base de nuestra sociedad. El respeto por los demás, el respeto de las diferencias, la comprensión de diferentes puntos de vista, la empatía en definitiva.

INCLUSIÓN:


El sustantivo de incluir, inclusión, como poner una cosa o a alguien en el interior de otra, de contenerla o llevarla implícita; es un término aceptado por la pedagogía (entre otros campos) con un significado mucho más amplio de lo especificado per se.

Inclusión será una relación social fundamentada en la relación recíproca de individuos sin importar su condición física, cultural o social. Pero su significado pedagógico va mucho más allá de una simple relación, pues para que exista inclusión, deben existir también igualdad de oportunidades, igualdad de derechos y sobre todo, igualdad en en valor que a las personas se les otorga, igualdad en la validez.





La inclusión nace como una opción a la integración, que acoge, pero no acepta, no concede esa equidad en el trato. A menudo son dos términos que se confunden, pues pretenden en esencia lo mismo, pero difieren en su método o sus formas. 

Cuando optamos por la integración en las aulas, en la vida, tratamos de adaptar a las personas con discapacidad al entorno que se considera como "normal". De este modo, estas personas son identificadas, etiquetadas y se convierten en protagonistas de la acción, como si el resto fueran meros espectadores. Pero también se unifica su grupo, sin considerar sus individualidades. 

Cuando integramos, lo hacemos con la discapacidad, tratando de adaptarla al universo competitivo en el cual nos movemos, acercándola a un modelo determinado, corrigiéndola, haciendo que se fusione con esa realidad y desechando totalmente su personalidad.

Por el contrario, incluír no es esto. Cuando incluimos, contamos con todos y cada uno de los agentes que conforman el modelo educativo o el modelo social. La discapacidad ya no es protagonista, la protagonista es la sociedad. Un punto clave en la inclusión será entonces la eliminación de barreras, no la adaptación a realidades normalizadas. Y esto siempre con la colaboración de todos, con la participación y con la complicidad. Incluir significa que cada uno tiene su ritmo y que todos somos válidos. No existe un paradigma de "normalidad" al que acercarse, sino más bien un paradigma social al que contribuir.


Inclusión como antídoto para la convivencia.


La inclusión será la cura de la desigualdad social. No hay otro camino. Solo si queremos una sociedad más justa y respetuosa, deberemos incluir más allá de las identidades o de las necesidades. En este sentido, debemos pensar en la inclusión como un antídoto. El antídoto contra la desigualdad.

Inclusión supone la colaboración mutua para la resolución de problemáticas relacionadas con la eliminación de barreras fomentando la convivencia y mucho más. Incluír supone diálogo, equidad, solidaridad, comprensión, aceptación de la diversidad, acuerdo, convivencia.  

Incluír significa aceptar que todos somos diferentes y que eso es enriquecedor, no un obstáculo. Por eso la inclusión es el modelo que nos puede llevar a una sociedad más demócrata y plural, el antídoto para la convivencia.






No puedes basar tu vida en las expectativas de otra gente.

Stevie Wonder.

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3 comments

  1. Gran entrada, cada día este sitio me gusta más. La pena es que voy adelantada en clase por lo que parece porque hace unos días tuvimos debate de esto jajajaja Al parecer van a hacer un grado sobre lengua de signos. Y hablamos de que además en Andalucía por número de habitantes hipoacúsicos es una lengua oficial. ¿Por qué no se imparte en las escuelas como un idioma más? ¿No deberían los trabajadores de cara al público o en puestos públicos conocerla? Un hipoacúsico no debería ser acompañado las 24h por un intérprete, es más, muchos ni los tienen y no se pueden hacer entender.

    Muy bien explicadas las diferencias.

    Besos achocolatados.

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    Respuestas
    1. Y me ha gustado el vídeo también :) a mi no me enseñar a tratar a mis compañeros con down y autistas, los trataban distinto y los apartaban del resto de alumnos. Los niños son crueles y no se les debería enseñar a enfatizar "diferencias"...

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    2. Me ha encantado tu aportación, Achocolatada. Para empezar porque no sabía nada acerca de ese nuevo módulo de lengua de signos, lo cual me alegra muchísimo. Ciertamente con una población tan elevada debería ser lengua oficial, pero es más debería impartirse en la Escuelas Oficiales de Idiomas, como cualquier otro. Sería un ejemplo más de inclusión. Tienes mucha razón, los niños son crueles y es nuestro deber como adultos ayudarles.

      Un beso enorme, Achocolatada, siempre traes buenas letras a La atención selectiva!!

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